Abogamos por una “Ecología
3D” o “Ecología
Trinitaria” como nos sugiere la propia Encíclica Laudato
Si’. Queremos cuidar nuestra casa común para que la
disfruten las futuras generaciones, que nos remiten al tiempo, a la sostenibilidad, al Padre Dios, que es
eterno. Pero el cuidado también debe ser global en términos de interdependencia de
todos los países, de ética de las relaciones internacionales, de cuidar lo más
frágil. Esto nos habla del espacio y nos recuerda al Espíritu
Santo, que sopla por todas partes y que todo lo
renueva. Por último, no debemos olvidarnos del cuidado integral ya
que las causas que degradan el ambiente natural están relacionadas con la
degradación humana y social. Esta es la dimensión del Hijo, el ser auténtico que comparte nuestra condición
y dificultades pero que todo lo transforma en Vida.
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