“Todos
somos Barcelona” hemos proclamado toda la sociedad española, europea, mundial…
quizás algunos sectores no, pero sí todos quienes defendemos la VIDA y la DIGNIDAD
HUMANAS como valores que van más allá de cualquier cultura, ideología política,
creencia o increencia,…
No voy
a pretender polemizar sobre el modo de proceder de unos y otros (clase
política, administraciones locales, autonómicas, nacionales o internacionales,
dirigentes religiosos de diferentes confesiones, sociedad en general,…) sino
más bien hallar puntos de encuentro, resaltarlos y fomentar una cultura, uno
modo de proceder y actitudes que realmente sirvan para integrar y no sectarizar
o demonizar a nadie.
El
terrorismo es un crimen, se cometa donde se cometa.
Vuelve
a ser notorio el gran revuelo cuando el asesinato a manos de un grupo yihadista
con o sin grito de “Alá es grande” se lleva por delante a decenas o centenares
de personas que son totalmente ajenas al fanatismo ideológico que determinados miembros
de determinada confesión religiosa practican de forma, además, indiscriminada
(no sólo mueren creyentes cristianos, también increyentes o de otras
religiones, incluída la musulmana).
Pero
nos olvidamos de que aunque no salgan en la televisión ni en los rotativos
periodísticos los asesinatos y masacres que los mismos llevan a cabo en otros
países del mundo como Nigeria, Sudán, Egipto, etc… donde el número de víctimas
es muchísimo mayor y con mucha mayor frecuencia que en Europa… la situación es
la misma.
Sin
embargo… eso aquí no vende, eso aquí no importa. ¡Hasta en el fenómeno del
terrorismo hay víctimas de primera, segunda, tercera… o última clase!.
Islamofobia
y cristianofobia.
Muchos,
por desgracia, ven estos ataques contra la vida y la dignidad humanas como un
enfrentamiento entre religiones. ¡Nada más lejos de la realidad!.
Cierto
que no pocos de los terroristas que han cometido atentados yihadistas antes de
cometer las atrocidades conocidas han proclamado. “Voy a matar infieles” (“infiel”
para un musulmán es “todo aquél que no es del Islam”) y cuando los están
cometiendo o después de ello gritan “Alá es grande”. Pero ni todos los
musulmanes son terroristas ni mucho menos comparten el modo de proceder de sus hermanos en religión sino que más bien expresan abiertamente su rechazo a esta
barbarie.
Cierto
también que dirigentes políticos como la alcaldesa de Barcelona trata de
prevenir y luchar contra el sentimiento de rechazo que esos atentados provocan
en la sociedad creando un “Observatorio para prevenir la islamofobia” dotado
con alrededor de 100.000 €, mas también sería necesario crear otros “Observatorios”
para “prevenir la cristianofobia” que con tanta frecuencia en nuestro país se
vive por parte de incluso representantes políticos subvencionando con dinero de todos actos que
denigran, insultan y agreden la sensibilidad religiosa de los cristianos además
de forma completamente injustificada y gratuita.
Ni los
musulmanes, como conjunto de creyentes, ni los cristianos también en su
conjunto, tienen nada en contra entre unos y otros. ¡No es un problema de
religiones, es un problema de fanatismo ideológico!. No se necesitan “observatorios”
para defender a nadie; lo que se necesita es educar en la convivencia, respeto
y tolerancia entre todos, sean de una religión o de otra, sean creyentes o increyentes,
sean españoles o no, de una raza o de otra,… Y cuando la clase política de unos
partidos o de otros, o la propia Administración Pública, practican el
sectarismo… e incluso son agentes directos de insultos, burlas o agresiones a
la sensibilidad religiosa de cualquier confesión religiosa… hacen un muy flaco
favor a esa convivencia que todos necesitamos y convierten sus "observatorios" en una auténtica burla, una más.
Propuestas
para la acción.
Estas
propuestas son para nosotros los cristianos, o quienes decimos serlo:
- - No caigamos en la trampa de quienes “matan en nombre de un dios” que, por su misma naturaleza de Dios ama la vida, es dador de vida, desea la vida… digna, armoniosa, feliz PARA TODOS sin excepción. (Un dios que ordenara matar para ganarse el cielo no podría ser Dios).
- - Seamos capaces de perdonar ya no sólo las acciones terroristas de algunos contra el pueblo cristiano y no-cristiano sino también la incomprensión, el insulto, la burla, de algunos sectores de nuestra misma sociedad y para ello vivamos el mandato del Maestro de Nazaret cuando nos indicó “Perdonad 70 veces 7” (es decir SIEMPRE), “perdonad a vuestros enemigos”,… y en la cruz fue capaz de suplicar: “Perdónales Padre pues no saben lo que hacen”.
- - Vivamos la fraternidad universal sin estigmatizar a nadie, sin condenar a nadie,… tratando a todo ser humano como hermano nuestro sin ninguna distinción: ni cultural, ideológica, filosófica, racial, religiosa, identidad ni tendencia sexual,… practicando con toda la humanidad los valores que desde siempre han estado presentes en la fe cristiana y que provienen de las palabras, hechos y actitudes de Jesús de Nazaret.
- - Promovamos el encuentro interreligioso ya no sólo entre todos los cristianos de una u otra iglesia sino también con otros creyentes, también con nuestros hermanos musulmanes, y busquemos entre todos una voz unánime contra la barbarie, la intolerancia y el fanatismo ideológico que nada tiene que ver con los principios religiosos que se hallan en todas las religiones del mundo.
- - Fomentemos en nuestras familias, en la escuela, en las parroquias y demás comunidades cristianas una educación que favorezca cada vez más la inclusión de todos, la solidaridad, el respeto mutuo, la tolerancia, la fraternidad, la justicia y la paz.
- - Participemos en la vida y compromiso sociopolítico de manera lo más activa posible para evitar el sectarismo, las diferentes varas de medir que por desgracia algunos miembros de nuestra clase política tanto esgrimen generando innumerables agravios comparativos y para promover una mejor convivencia social, un mayor respeto mutuo entre todos los sectores de la sociedad.
- - Oremos incesantemente por la paz en el mundo empezando por la paz de cada cual consigo mismo, en la familia, en la escuela, en nuestro vecindario, en nuestra ciudad,… y que esta paz por la que oramos sea construída entre todos también: evitando las injusticias, todo tipo de violencia, marginación y exclusión social. Y que el Dios que es Padre de todos, Dios que es AMOR, sea para nosotros un referente constante para la construcción de una nueva sociedad más humana y humanizadora, más fraterna.
Santi Catalán
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