En el 40 aniversario de su martirio:
Autor: Benjamín Forcano
Radio Sandino: 11 de Diciembre de
1978:
“Hermanos: les quiero comunicar una
noticia dolorosa: el comandante ´Martín´ Gaspar García Laviana
, el cura sandinista, cayó en combate hace unas pocas horas. Sin
embargo, no es el momento de llorarlo. Hoy, más que nunca, tenemos que seguir
el ejemplo heroico de nuestros mártires. ¡Adelante compañeros”.
No hay mayor prueba de amor que dar la
vida por los demás.”Era el mismo Evangelio que ardía en sus manos más que el
fusil inhóspito” (P. Casaldáliga).
GASPAR GARCIA LAVIANA, misionero del
Sagrado Corazón, sacerdote a los 25 años, se ofrece voluntario para ir a Nicaragua.
Llega a esta su nueva patria adoptiva decidido a vivir en medio del pueblo,
como hermano y servidor de todos.
Día a día, en la población de Tola, ve
cómo se le va metiendo en el alma la marginación, la explotación y la pobreza
existente: “Campesinos que eran maltratados y expoliados de lo poco que
tenían, la corrupción ocupaba todos los altos estratos de la sociedad
nicaragüense; pensar se había convertido casi en pecado; y Nicaragua seguía
siendo una propiedad de Somoza. La injusticia social era evidente. Y la falta
de libertad también ”.
El cura Gaspar no venía para ver aquella
situación y callarse resignado. El púlpito comenzó a ser su lugar de denuncia,
donde ponía al descubierto todos los males. Fiel a su responsabilidad, no iba a
parar hasta concientizar religiosa y socialmente a todos los que de él
dependían.
Este cura se salía de lo normal, es decir,
no se contentaba con asegurar el cumplimiento de unas prácticas religiosas,
Misa y otros Sacramentos, sino que consideraba inherente a su ministerio
confrontar la vida pública con el Evangelio y obrar en consecuencia.
Confieso que, al ocuparme de la vida de
Gaspar, veo confluir en él una serie de cuestiones, que han removido
profundamente el sentir y caminar de la Iglesia en estos últimos 50 años. Gaspar
ha sido, con otros, pionero, testigo y reivindicador de la valía original del
Evangelio de Jesús, por mucho tiempo encubierta, pervertida y manipulada.
Si conocemos un poco la vida de Gaspar, no
nos extrañará que hubiera gente que, al conocer su opción guerrillera, lo
tildasen de traidor a su misión sacerdotal. ¿Cómo un sacerdote, que por
vocación predica la verdad, la no violencia y la paz, puede apuntarse a la
lucha armada?.
Antes de llegar a esa opción, él era ya
objeto de investigación como cura peligroso, sospechoso de subvertir los
intereses de los que dominaban. Y sufrió varios atentados. El mismo Somoza
llegó a decir: “Menuda faena le haría yo a Franco si le mandase algunos curas
como éste”.
La noticia de su muerte, se comentó en
todas partes. El pueblo nicaragüense, único protagonista de la revolución,
unánimente sintió su muerte, la lloró y la aprobó como heroica y entendió su
vida , como símbolo y modelo a imitar.
Este cura, llamado Gaspar, comenzó
haciendo la revolución con su trabajo apostólico y pastoral; pero al dar sus
primeros pasos en el Frente Sandinista hubo de adoptar el pseudónimo primero de
ÁNGEL; preparado y perteneciendo ya al Frente Sandinista hubo de adoptar el
segundo pseudónimo de MIGUEL; y ya como guerrillero, nombrado comandante de los
“rebeldes sandinistas”, adoptó el tercer pseudónimo de MARTÏN.
Pienso oportuno añadir unas reflexiones
que nos ayuden a dibujar un poco lo que de nuevo y válido hay para todos en la
vida del Padre Gaspar.
1. El Padre GASPAR se movía en su ministerio
sacerdotal desde la premisa de que el cristianismo ha sido utilizado muchas
veces como ideología legitimante del poder y de la represión. Y, en ese
sentido, es opio del pueblo. Pero, el cristianismo , y de ello estaba muy
convencido Gaspar, es un proyecto de igualdad y libertad que subvierte todo
intento de discriminación y explotación.
2. Por el contrario, la inconciabilidad
histórica del cristianismo con el socialismo, ha quedado invalidada, pues en el
campo real de la lucha, cristianos y marxistas han caminado convergentes: ni la
fe ha resultado ser opio del pueblo ni el socialismo profesión de ateismo. La
misma revolución sandinista ha sido un buen ejemplo de ello.
Muchos textos del Padre Gaspar avalan
estas palabras del Che Guevara: “Los cristianos deben optar definitivamente
por la revolución y muy especialmente en nuestro continente, donde es tan
importante la fe cristiana en las masas populares… Cuando los cristianos se
atrevan a dar un testimonio revolucionario integral, la revolución
latinoamericana será invencible”.
3. La teología actual, y de un modo
especial, la teología de la liberación, muestra ser herética la alianza del
cristianismo con el capitalismo, en tanto que la alianza con el socialismo es
conciliable.
- -Una y otro abogan por una convivencia donde la explotación sea imposible y la igualdad y libertad alcancen a todos.
- -Esta convivencia es una meta utópica que el socialismo persigue como un proyecto de Derecho a través del protagonismo, participación, control y beneficio del pueblo y el cristianismo también, pero que adquiere plenitud más allá de la historia. El reino de Dios ya aquí, en la tierra, a cada hora, fraguándose en las luchas de cada día, pero todavía sin llegar a su plenitud.
- -En consecuencia, a uno y otro, les resulta connatural la rebeldía e insumisión: no al sistema capitalista, no a sus valores, no a sus intentos de dominación, no a sus privilegios y desigualdades, no al egoísmo y la competencia, no a la ley del más fuerte.
- -El itinerario de esta rebeldía supone contactos con los oprimidos, compadecimiento de su suerte, protesta , análisis de las causas de la injusticia, organización de fuerzas liberadoras y, sobre todo, amor. El amor lleva al Padre Gaspar a considerar la vida del prójimo tan valiosa como la suya, a estimarlas por encima del oro de todo el mundo y a no mancharlas con la injusticia, el egoísmo, la mentira.
Pero hacer realidad esta utopía resulta
irreconciliable con los que detentan el poder y la opresión. Pero el cristiano
, que alimenta su fe en Dios que es Amor, Justicia y Libertad , sabe que es esa
la única manera de considerarse nacido de Dios y de conocerle. Y le resulta
verdad también lo de que no hay justicia sin amor al otro, al más pobre
–individuo o pueblo-, ni hay amor sin justicia.: “Si alguien dice amar a
Dios , a quien no ve, y aborrece al prójimo a quien ve, ese tal es un
mentiroso”.
Y el amor a uno mismo es inseparable del
amor prójimo; y el amor a Dios es inseparable del prójimo: “Cuanto
hicisteis con uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
En este sentido, los enemigos del
cristiano no son los ateos, pero que creen en el hombre y practican la
justicia, sino aquellos –creyentes o no – que son idólatras, que han hecho del
poder, del dinero, del éxito, de la propiedad privada, de los monopolios, de la
ley del más fuerte un dios. Estos son los poderes contra los que unos y otros
tienen que luchar, denunciando su presencia muchas veces diabólica bajo
instituciones y organizaciones de honorabilidad internacional.
Al cristiano no le interesa una revolución
fuera de la historia, es ahora, en el tiempo y en la tierra, donde se construye
el reino de Dios, codo con codo con todos aquellos que luchan poir la dignidad
, los derechos y la liberación del hombre.
4. Finalmente, el amor liberador supone
oposición de quienes se sienten constreñidos a dejar de oprimir. Oposición
sobre todo de una minoría que domina desde el privilegio, la discriminación y
el monopolio, y hacen que todo eso se haga estructural en los más diversos
campos de la economía, del derecho y de la cultura. Estructuras oprimentes y
que el revolucionario debe abatir porque son opresivas y merecen el repudio más
radical.
Gaspar, hermano mío, le canta
poéticamente Casaldáliga, es el mismo Evangelio que te ardía en las manos
más que el fusil inhóspito.
No era Gaspar, hombre de armas. Y hasta
pensó en marcharse a otro país para poder esquivar la contradicción de su
vocación de paz con la lucha armada.
Mucho lo pensó Gaspar, pero en su
conciencia llegó a la conclusión de que el amor es irrenunciable en toda lucha,
también en la lucha armada.
Y entendió que las arbitrariedades y
crueldades de Somoza no tenían solución con sólo palabras y denuncias. Odiaba
las estructuras opresoras: “Pero el odio así entendido, escribe Giulio
Girardi, no entra en contradicción con el amor revolucionario, sino que se
inserta coherentemente en su búsqueda de eficacia histórica. El odio hacia las
estructuras opresoras es inseparable de la solidaridad con los oprimidos”.
Para el cristiano, según Gaspar, el
paradigma de todo nuestro caminar, no único pero sí primordial, es Jesús de
Nazaret. Lo resume muy bien Manuel Rodríguez, misionero de la misma
congregación que Gaspar, autor del libro GASPAR VIVE:
“Su postura excepcional, hizo que Gaspar
tuviera en su vida un único partido y que nadie debe quitarle: la
evangelización de los pobres. En ellos comenzó su calvario y en la lucha por
ellos terminó su vida. No hubo banderas en él.
Hubo sólo un ideal que le consumió toda su
vida y que le obligó a la radicalización que tanto escandaliza a unos , que tan
sesgadamente ha sido aprovecha da por otros, y que tanto admira a los más.
Gaspar defendió tan sólo al hombre como
tal y como hijo de Dios que es. Y, debido a que el hombre más necesitado era el
campesino, a él dedicó todos sus esfuerzos. Trabajó con él y se manchó con él ,
como hizo Jesucristo con los pecadores y las prostitutas. Lo único que le hace
diferente de los demás es que quiso llevar el Evangelio hasta el último
extremo, letra a letra. Esa fue su única bandera”.
GASPAR VIVE.
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