jueves, 25 de octubre de 2012

Con ojos nuevos


30 Tiempo ordinario (B) Marcos 10, 46-52
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA24/10/12.- La curación del ciego Bartimeo está narrada por Marcos para urgir a las comunidades cristianas a salir de su ceguera y mediocridad. Solo así seguirán a Jesús por el camino del Evangelio. El relato es de una sorprendente actualidad para la Iglesia de nuestros días.
Bartimeo es "un mendigo ciego sentado al borde del camino". En su vida siempre es de noche. Ha oído hablar de Jesús, pero no conoce su rostro. No puede seguirle. Está junto al camino por el que marcha él, pero está fuera. ¿No es esta nuestra situación?. ¿Cristianos ciegos, sentados junto al camino, incapaces de seguir a Jesús?.
Entre nosotros es de noche. Desconocemos a Jesús. Nos falta luz para seguir su camino. Ignoramos hacia dónde se encamina la Iglesia. No sabemos siquiera qué futuro queremos para ella. Instalados en una religión que no logra convertirnos en seguidores de Jesús, vivimos junto al Evangelio, pero fuera. ¿Qué podemos hacer?.
A pesar de su ceguera, Bartimeo capta que Jesús está pasando cerca de él. No duda un instante. Algo le dice que en Jesús está su salvación: "Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí". Este grito repetido con fe va a desencadenar su curación.
Hoy se oyen en la Iglesia quejas y lamentos, críticas, protestas y mutuas descalificaciones. No se escucha la oración humilde y confiada del ciego. Se nos ha olvidado que solo Jesús puede salvar a esta Iglesia. No percibimos su presencia cercana. Solo creemos en nosotros.
El ciego no ve, pero sabe escuchar la voz de Jesús que le llega a través de sus enviados: "Ánimo, levántate, que te llama". Este es el clima que necesitamos crear en la Iglesia. Animarnos mutuamente a reaccionar. No seguir instalados en una religión convencional. Volver a Jesús que nos está llamando. Este es el primer objetivo pastoral.
El ciego reacciona de forma admirable: suelta el manto que le impide levantarse, da un salto en medio de su oscuridad y se acerca a Jesús. De su corazón solo brota una petición: "Maestro, que pueda ver". Si sus ojos se abren, todo cambiará. El relato concluye diciendo que el ciego recobró la vista y "le seguía por el camino".
Esta es la curación que necesitamos hoy los cristianos. El salto cualitativo que puede cambiar a la Iglesia. Si cambia nuestro modo de mirar a Jesús, si leemos su Evangelio con ojos nuevos, si captamos la originalidad de su mensaje y nos apasionamos con su proyecto de un mundo más humano, la fuerza de Jesús nos arrastrará. Nuestras comunidades conocerán la alegría de vivir siguiéndole de cerca.

miércoles, 17 de octubre de 2012

De eso nada


29 Tiempo ordinario (B) Marcos 10, 35-45
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 17/10/12.- Mientras suben a Jerusalén, Jesús va anunciando a sus discípulos el destino doloroso que le espera en la capital. Los discípulos no le entienden. Andan disputando entre ellos por los primeros puestos. Santiago y Juan, discípulos de primera hora, se acercan a él para pedirle directamente sentarse un día "el uno a su derecha y el otro a su izquierda".
A Jesús se le ve desalentado: "No sabéis lo que pedís". Nadie en el grupo parece entenderle que seguirle a él de cerca colaborando en su proyecto, siempre será un camino, no de poder y grandezas, sino de sacrificio y cruz.
Mientras tanto, al enterarse del atrevimiento de Santiago y Juan, los otros diez se indignan. El grupo está más agitado que nunca. La ambición los está dividiendo. Jesús los reúne a todos para dejar claro su pensamiento.
Antes que nada, les expone lo que sucede en los pueblos del imperio romano. Todos conocen los abusos de Antipas y las familias herodianas en Galilea. Jesús lo resume así: Los que son reconocidos como jefes utilizan su poder para "tiranizar" a los pueblos, y los grandes no hacen sino "oprimir" a sus súbditos. Jesús no puede ser más tajante: "Vosotros, nada de eso".
 No quiere ver entre los suyos nada parecido: "El que quiera ser grande, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero, que sea esclavo de todos". En su comunidad no habrá lugar para el poder que oprime, solo para el servicio que ayuda. Jesús no quiere jefes sentados a su derecha e izquierda, sino servidores como él, que dan su vida por los demás.
Jesús deja las cosas claras. Su Iglesia no se construye desde la imposición de los de arriba, sino desde el servicio de los que se colocan abajo. No cabe en ella jerarquía alguna en clave de honor o dominación. Tampoco métodos y estrategias de poder. Es el servicio el que construye la comunidad cristiana.
Jesús da tanta importancia a lo que está diciendo que se pone a sí mismo como ejemplo, pues no ha venido al mundo para exigir que le sirvan, sino "para servir y dar su vida en rescate por muchos". Jesús no enseña a nadie a triunfar en la Iglesia, sino a servir al proyecto del reino de Dios desviviéndonos por los más débiles y necesitados.
La enseñanza de Jesús no es sólo para los dirigentes. Desde tareas y responsabilidades diferentes, hemos de comprometernos todos a vivir con más entrega al servicio de su proyecto. No necesitamos en la Iglesia imitadores de Santiago y Juan, sino seguidores fieles de Jesús. Los que quieran ser importantes, que se pongan a trabajar y colaborar.

lunes, 15 de octubre de 2012

Adolfo Pérez Esquivel

Hace 32 años, el 13 de octubre de 1980, el Comité Nobel de Noruega otorgaba el Premio Nobel de la Paz al argentino Adolfo Pérez Esquivel por su lucha en defensa de la democracia y los derechos humanos frente las dictaduras latinoamericanas. Luego de sufrir encarcelamiento y tortura, le asestó un fuerte golpe a los regímenes dictatoriales en el continente cuando en su discurso de aceptación le afirmó al mundo que no lo asumía a título personal sino "en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera muy particular de mis hermanos los más pobres y pequeños, porque son ellos los más amados por Dios; en nombre de ellos, mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renun ciando a sus privilegios comparten la vida y camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad".

En estas líneas Adolfo Pérez Esquivel nos relata  como vivió ese 13 de octubre de 1980 junto a una serie de anécdotas sobre el día en que pronunció aquel discurso de aceptación del Nobel:
Buenos Aires, 13 de octubre del 2012
A  32 años de recibir el Premio Nobel de la Paz… y un traje.
La canción popular dice… "el tiempo pasa y nos estamos poniendo viejos…”, las cosas son lo que son.
Conversando con los compañeros del SERPAJ me preguntaban sobre mi caminar de tantos años. Recordar todos los hechos de esa época de persecuciones, dolores y luchas contra la dictadura militar en Argentina y en el continente latinoamericano me resulta difícil hacerlo en estas líneas, sólo puedo decirles que fue y es un caminar cotidiano con luces y sombras, con dolores y esperanzas, y sin claudicaciones porque los caminos de liberación continúan. Estoy a un mes de cumplir  los 81 años y continuamos con mucha fuerza y esperanza.
Hace dos días fui a ver la exposición de Antonio Pujía un gran escultor y amigo, que expone  las fotos de sus obras realizadas por  su hijo Sergio, y le decía: -"Antonio, la vida  es breve y los años pasan, pero, tenemos que vivir como si fuéramos eternos, sin dejar de sonreírle a la vida, somos hijos e hijas de las estrellas"
Ese 13 de octubre  de 1980, Amanda, mi esposa, me avisa  por teléfono que vaya urgente a la embajada de Noruega porque el embajador me estaba buscando con mucha insistencia.
Yo me preguntaba: -¿Para qué me necesita el embajador, porque tanto urgencia?- No entendía que pasaba y  fui. A partir de eso se desató la locura entre los medios y llamados de todo el mundo y el estupor y desconcierto de los dictadores. Los militantes y prisioneros en las cárceles y centros de detención vieron una esperanza, que el mundo conozca lo que ocurría en el país y en Latinoamérica bajo las dictaduras militares.
La dictadura militar no quería darme el pasaporte para viajar y gobiernos, iglesias y organizaciones de diversos países presionaron y al final tuvieron que darme el pasaporte, pero le pusieron un sello “Equipo 2”, así, cada vez que llegaba al país me detenían y demoraban en el aeropuerto para ser investigado por “subversivo”.
Pero ese relato ya lo he contado muchas veces y quedará para otro momento, en esta oportunidad quiero contarles una anécdota algo especial:
Después de los primeros días, el protocolo noruego y el Comité Nobel llamaron para explicar el acto de entrega del Premio en Oslo, la ceremonia del mismo y los tiempos disponibles.
Entre las exigencias estaba ir con traje oscuro, cosa que yo no tenía y menos dinero para comprarlo.
Recuerdo que años atrás, siendo muy joven, pedí prestado a un amigo un traje azul oscuro para poder trabajar en las Grandes Tiendas Harrods en la calle Florida. Estuve de temporada  por tres meses y al finalizar le devolví el traje.
Cuando viajé para recibir el Premio Nobel, fui primero a París y me reuní con los amigos del Comité Católico Contra el Hambre y por el Desarrollo de Francia (CCFD) que siempre nos acompañan, y les expliqué lo que ocurría y que pensaba viajar a Oslo así con mi poncho.
La Directora del CCFD, en ese entonces Enriqueta Chaponey, con Michel Grolleaud, sacerdote de la Misión de France y representante del Serpaj en Francia, y un argentino en el exilio, un hermano querido, Cacho El Kadri, decidieron comprarme un traje azul oscuro y un sobretodo.
No podía creerlo, por primera vez iba a tener un traje mío y no prestado.
Pero eso no era todo, tuve que probármelo en la sastrería y tenían que arreglar el pantalón y el saco en poco tiempo, el sobretodo gris me quedaba a medida.
Los sastres tuvieron que trabajar esa noche y tenerlo listo al día siguiente, tenía una camisa blanca y me compré zapatos negros.
Toda una novedad y así, gracias a la solidaridad de los amigos quedé “empilchado”  y viajé a Oslo a recibir el Premio Nobel de la Paz, el 10 de diciembre, hace ya 32  años.
El traje y el sobretodo los termine regalando a personas que lo necesitaban más que yo, y seguí usando mi poncho, ya que me sentía más cómodo y familiar.
Me emociona hasta hoy recordar la solidaridad de los amigos y amigas, fue una fiesta alrededor del traje y lo que significaba el Premio Nobel para nuestros pueblos.
Quería compartir con ustedes estas pequeñas cosas y también decirles como me sentía en esos momentos, cuando dije que: “debemos compartir el pan que alimenta el cuerpo, el espíritu y la libertad, porque sin libertad no podemos amar y sin amor el mundo pierde sentido”.
La lucha continúa frente a las injusticias, al hambre y la pobreza que afecta a las dos terceras  partes de la humanidad en un mundo que está en condiciones de superarlas pero falta la voluntad política para hacerlo. Hoy el sistema  neoliberal está dejando también afuera a los pueblos europeos, norteamericanos y canadienses, profundizando su desigualdad. El movimiento de “Indignados” reclama cambios profundos en la situación europea. Debemos ser creativos y cambiar el orden mundial juntos, los latinoamericanos siempre estuvimos indignados.
Necesitamos pensar en construir un “Nuevo Contrato Social” con nuestros pueblos, algo así como estrenar un nuevo traje, vestido o poncho que nos sirva a todos y todas. Por ahora continuamos luchando con esperanza  sabiendo que la solidaridad siempre es recíproca, va y viene,  no se compra ni se vende, nace en el corazón.
Muchos hermanas y hermanos están siempre presentes en mi mente y corazón porque compartimos el caminar por la vida. No puedo nombrarlos a todos pero quiero recordar a Monseñor Oscar Romero, mártir de América, a Don Helder Cámara, a Monseñor Leónidas Proaño, al Cardenal Don Pablo Evaristo Arns, a Don Fragoso, a Don Pedro Casaldáliga, a Leonardo Boff, a Gustavo Gutierrez y a Hildegard y Jean Goss de Austria. Aquí en la Argentina a Mons. Jaime de Nevares,  Mons. Hesayne que está en Azul, a Jorge Novak, quien fuera Obispo de Quilmes, al Obispo Emérito de la Iglesia Metodista Aldo Etchegoyen y tantos  hermanos y hermanas indígenas, campesinos, los compañeros  de las barriadas y del Serpaj en América Latina, los organismos de DDHH de Argentina, en especial Norita Cortiña,  Chicha Mariani, Mirta Baravalle, a la entrañable hermana Olga Arédez, en la caminada por la vida. A mi familia, Amanda, a mis hijos y nietos.
Quiero tener presente al Obispo Emérito de la Iglesia Metodista Argentina, Federico Pagura, que cumple 90 años y  comparte el pan y la libertad con el pueblo y que el día 26 de octubre, a las 19 horas,  acompañaremos en el homenaje que se realizará en la Primera Iglesia Metodista en la calle Corrientes 718.
Sería bueno que participen y acompañen a un hombre coherente entre el decir y el hacer desde la fe y el compromiso junto al pueblo.
Queridos amigos y amigas, siempre tenemos la oportunidad de tener un traje, vestido o poncho nuevo, todo depende de cómo lo usemos. No olvidemos que no se debe poner vino nuevo en odres viejos, porque se romperán.
Un abrazote de Paz y Bien.

jueves, 11 de octubre de 2012

Con Jesús en medio de la crisis


28 Tiempo ordinario (B) Marcos 10, 17-30
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 10/10/12.- Antes de que se ponga en camino, un desconocido se acerca a Jesús corriendo. Al parecer, tiene prisa para resolver su problema: "¿Qué haré para heredar la vida eterna?". No le preocupan los problemas de esta vida. Es rico. Todo lo tiene resuelto.
Jesús lo pone ante la Ley de Moisés. Curiosamente, no le recuerda los diez mandamientos, sino solo los que prohíben actuar contra el prójimo. El joven es un hombre bueno, observante fiel de la religión judía: "Todo eso lo he cumplido desde pequeño".
Jesús se le queda mirando con cariño. Es admirable la vida de una persona que no ha hecho daño a nadie. Jesús lo quiere atraer ahora para que colabore con él en su proyecto de hacer un mundo más humano, y le hace una propuesta sorprendente: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres... y luego sígueme".El rico posee muchas cosas, pero le falta lo único que permite seguir a Jesús de verdad. Es bueno, pero vive apegado a su dinero. Jesús le pide que renuncie a su riqueza y la ponga al servicio de los pobres. Sólo compartiendo lo suyo con los necesitados, podrá seguir a Jesús colaborando en su proyecto.
El joven se siente incapaz. Necesita bienestar. No tiene fuerzas para vivir sin su riqueza. Su dinero está por encima de todo. Renuncia a seguir a Jesús. Había venido corriendo entusiasmado hacia él. Ahora se aleja triste. No conocerá nunca la alegría de colaborar con Jesús.
La crisis económica nos está invitando a los seguidores de Jesús a dar pasos hacia una vida más sobria, para compartir con los necesitados lo que tenemos y sencillamente no necesitamos para vivir con dignidad. Hemos de hacernos preguntas muy concretas si queremos seguir a Jesús en estos momentos.
Lo primero es revisar nuestra relación con el dinero: ¿Qué hacer con nuestro dinero?. ¿Para qué ahorrar?. ¿En qué invertir?. ¿Con quiénes compartir lo que no necesitamos?. Luego revisar nuestro consumo para hacerlo más responsable y menos compulsivo y superfluo: ¿Qué compramos?. ¿Dónde compramos?. ¿Para qué compramos?.
¿A quiénes podemos ayudar a comprar lo que necesitan?.
Son preguntas que nos hemos de hacer en el fondo de nuestra conciencia y también en nuestras familias, comunidades cristianas e instituciones de Iglesia. No haremos gestos heroicos, pero si damos pequeños pasos en esta dirección, conoceremos la alegría de seguir a Jesús contribuyendo a hacer la crisis de algunos un poco más humana y llevadera. Si no es así, nos sentiremos buenos cristianos, pero a nuestra religión le faltará alegría.

viernes, 5 de octubre de 2012

Contra el poder del varón

27 Tiempo ordinario (B) Marcos 10,1-12
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 03/10/12.- Los fariseos plantean a Jesús una pregunta para ponerlo a prueba. Esta vez no es una cuestión sin importancia, sino un hecho que hace sufrir mucho a las mujeres de Galilea y es motivo de vivas discusiones entre los seguidores de diversas escuelas rabínicas: "¿Le es lícito al varón divorciarse de su mujer?".
No se trata del divorcio moderno que conocemos hoy, sino de la situación en que vivía la mujer judía dentro del matrimonio, controlado por el varón. Según la ley de Moisés, el marido podía romper el contrato matrimonial y expulsar de casa a su esposa. La mujer, por el contrario, sometida en todo al varón, no podía hacer lo mismo.
La respuesta de Jesús sorprende a todos. No entra en las discusiones de los rabinos. Invita a descubrir el proyecto original de Dios, que está por encima de leyes y normas. Esta ley "machista", en concreto, se ha impuesto en el pueblo judío por la "dureza de corazón" de los varones que controlan a las mujeres y las someten a su voluntad.
Jesús ahonda en el misterio original del ser humano. Dios "los ha creado varón y mujer". Los dos han sido creados en igualdad. Dios no ha creado al varón con poder sobre la mujer. No ha creado a la mujer sometida al varón. Entre varones y mujeres no ha de haber dominación por parte de nadie.
Desde esta estructura original del ser humano, Jesús ofrece una visión del matrimonio que va más allá de todo lo establecido por la "dureza de corazón" de los varones. Mujeres y varones se unirán para "ser una sola carnee iniciar una vida compartida en la mutua entrega sin imposición ni sumisión.
Este proyecto matrimonial es para Jesús la suprema expresión del amor humano. El varón no tiene derecho alguno a controlar a la mujer como si fuera su dueño. La mujer no ha de aceptar vivir sometida al varón. Es Dios mismo quien los atrae a vivir unidos por un amor libre y gratuito. Jesús concluye de manera rotunda: "Lo que Dios ha unido, que no lo separe el varón".
Con esta posición, Jesús esta destruyendo de raíz el fundamento del patriarcado bajo todas sus formas de control, sometimiento e imposición del varón sobre la mujer. No solo en el matrimonio sino en cualquier institución civil o religiosa.
Hemos de escuchar el mensaje de Jesús. No es posible abrir caminos al reino de Dios y su justicia sin luchar activamente contra el patriarcado. ¿Cuándo reaccionaremos en la Iglesia con energía evangélica contra tanto abuso, violencia y agresión del varón sobre la mujer?. ¿Cuándo defenderemos a la mujer de la "dureza de corazón" de los varones?.