martes, 29 de noviembre de 2011

Llevar a Cristo sin hablar de Él

Pretendemos llevar a Cristo sin necesidad de hablar de Él
Entrevista al hermano José Luis Navarro, Monasterio de Notre Dame de l’Atlas (Marruecos).

Tras vivir su particular conversión, vistió ya de adulto el hábito de la Trapa. Enamorado de los poetas y místicos sufís, la vida de este monje español está llena de un Dios, que a menudo calza las sandalias de Allah. Entre campanada y campanada hay un sitio para nuestro encuentro. Entre oración y oración, el hermano José Luis, tiene el tiempo suficiente para desgranarnos las razones de su presencia en el remoto Monasterio de Notre Dame de l’Atlas.
Él en realidad pertenece al Monasterio cisterciense de Santa María de la Huerta. En medio del verde de Soria debió sentir la atracción de los desiertos lejanos y su mística, debió sentir una llamada al encuentro con la religión hermana del Islam. Por ello se encuentra desde hace ya varios años en este monasterio legatario del espíritu de Tibhirine (Película “De Dioses y hombres”), situado en un extremo de la ciudad marroquí de Midelt.
El hermano José Luis lleva el espíritu del encuentro religioso en su alma. Para él no representa esfuerzo alguno llegarse hasta el otro que profesa otra religión, que llama a Dios con distinto nombre. En las charlas que hemos mantenido, hemos podido atestiguar su cercanía con la religión del Profeta. Maneja los términos en árabe, conoce al detalle la cultura y el calendario religioso musulmán, pero sobre todo ha hecho suya su mística.
Tras diferentes conversaciones informales, hacemos realidad la “amenaza” de poner grabadora sobre la mesa, pues tal es el disfrute contagiante de este hombre cuando habla de ese Dios, “que los hombres distintos llamamos con distintos nombres”. (Lanza de Vasto).
¿Qué es lo que te llevó a abrazar la vida monástica?.
En un momento quise llevar una vida cristiana más radical. Deseo vivir mi cristianismo en comunidad. Creo que es más evangélico compartir la vida. La opción contemplativa me proporciona además una mayor facilidad para progresar en la vida mística.
¿Qué representa para ti una vida cristiana más radical?.
Representa una existencia más integral, poder volcar la vida entera a la Realidad superior. Para ello es necesario que el seguimiento del Señor sea maduro. La atracción por la simple liturgia o los cantos gregorianos no es motivación suficiente. Ha de haber algo más hondo. De la misma manera una atracción física nunca puede ser el apoyo único de una relación de pareja. Tras un tiempo eso se pasa.
¿Y de la cultura árabe y musulmana, qué es lo que te ha atraído?.
Estar aquí me ha permitido otra forma de ver el Islam. Es la religión que tiene mi amigo Jalil, o mi amigo tal… Ya no es algo lejano, esa religión tiene rostros concretos y cercanos.
Para el dialogo interreligioso entiendo que es muy importante el aspecto relacional, el sentimiento de amistad con quienes profesan otra religión. La religión está formada, al fin y al cabo, por seres humanos.
¿Qué te ha dado el Islam?.
“Dios está más cerca de ti que tu vena yugular” dicen los musulmanes. Veo mucha coherencia entre la vida y la fe en los practicantes del Islam. Lo profano y lo sagrado no representan para ellos compartimentos estancos, todo es un conjunto. Ello es algo que hemos perdido en Occidente, donde contemplamos dos esferas distintas: la vida social y la espiritualidad. En el Islam esas dos esferas están integradas. Me consta que para muchos en Occidente eso representa un atraso. Para mí no lo es, más al contrario representa un coherencia, una vivencia más intensa de la fe.
La palabra musulmán indica “sometido a Dios”. El Islam es muy anterior a la saria que fue una legislación de los reyes omeyas.
¿Qué habéis aprendido junto a los musulmanes?.
Con ellos hemos aprendido a vivir esa presencia constante de Dios. Con ellos hemos aprendido también un nuevo sentido del ayuno, del perdón, del arrepentimiento puro, de la reparación del daño causado… Son aspectos a los que el Islam les concede una especial importancia.
De cualquier forma, hay muchos aspectos concordantes con nuestra propia religión. Al fin y al cabo es el Espíritu el que inflama todos los credos. El espíritu se manifiesta en las diferentes culturas a través de las religiones. Estamos hechos todos a imagen de Dios. Todos llegaremos a la Verdad y nos disolveremos en ella.
¿Ese Espíritu que inflama, como bien apuntas, todas las religiones, no puede quedar ahogado en medio de una vida monacal monótona y excesivamente repetitiva, en medio de unas oraciones prácticamente iguales cada día?.
Nunca hay dos días iguales. Primero que la liturgia lleva cada día sus salmos y oraciones diferentes. Después que nuestra vida no se basa exclusivamente en la liturgia, en las formas. Las formas son sólo camino. Nuestra vida desborda el momento de la oración y las cuestiones regulares.
¿No hay peligro de anquilosamiento en unas formas que son tan antiguas?.
Sí puede haberlo. Existe el peligro de caer en rutina, sin embargo deseo puntualizar que también las fórmulas repetitivas proporcionan paz. Son oraciones de la Iglesia para las que estamos poniendo nuestra boca. Prestamos nuestra voz, nuestro cuerpo para unas plegarias que se rezan a lo largo de toda la geografía mundial. Aceptamos desde la humildad una oración, no particular, sino de Iglesia entera, una oración que en realidad no es nuestra, que simplemente vocalizamos. Somos meros instrumentos y transmisores. Las variaciones son muy pequeñas en una y otra orden en cuanto al recitado de los salmos o las oraciones de las horas.
¿Hasta qué punto os ha marcado lo que ocurrió en Tibhirine en vuestra vida cotidiana?.
Totalmente. Consideramos providencial la escritura previa del testamento por parte de Christian. Ese testamento proporciona sentido y visión a todo lo que ocurrió después. El testamento invita a no culpar a los que les mataron y hace de lo ocurrido una entrega de amor al pueblo al que querían. Es muy diferente eso a considerarlo como un crimen de carácter religioso.
Hubo una clara opción de los hermanos de Tibhirine a quedarse allí con todas las consecuencias. Ello nos anima a nosotros a proseguir con su labor.
¿Cuál es la razón de ser de un monasterio cristiano en un entorno casi absolutamente musulmán?.
Hemos optado por vivir aquí en medio de los musulmanes una vida en gratuidad, es decir, no esperamos nada a cambio, por supuesto no esperamos conversiones, no deseamos que las haya.
Por el hecho de estar aquí no va haber más cristianos o más vocaciones. Estamos conviviendo, es decir “viviendo con”. Pretendemos llevar a Cristo sin necesidad de hablar de Él, tal como invitaba a hacer el padre Christian aludiendo al misterio de la Visitación. No tiene lugar aquí hablar de teología, pretendemos que ellos vean al Cristo en nosotros.
¿Hay alguna sombra de proselitismo?.
Nunca entre los católicos, sí ha habido algunos casos de proselitismo entre los protestantes y eso ha motivado expulsiones. El resto de los cristianos estamos por la convivencia.
Vds. contribuyen, por lo que observo, de alguna forma a mermar la distancia entre la cruz y la media luna…
Hay veces que me toca ser “embajador de los musulmanes” en medio de un mundo cristiano; proclamar que el musulmán no es ningún enemigo, que es igual que nosotros, que sigue al mismo Dios con el mismo amor que nosotros, buscando el mismo Reino de Dios que nosotros.
Una Iglesia próxima a los musulmanes, que no tiene ningún interés especial de conseguir nada de ellos, ayuda a que los propios musulmanes adquieran un buen concepto de los cristianos. Hay hermanas que aquí en Midelt o en Tattiwine están volcadas enteramente en los más necesitados y saben que eso no les va a reportar ningún beneficio concreto de vuelta.
¿Cómo vivís el diálogo interreligioso?.
Lo vivimos en el día a día, en el tú a tú, en el compartir sus alegrías y sus penas, en el festejar sus celebraciones y que ellos festejen las nuestras… Acudimos a sus duelos, a sus entierros, a sus circuncisiones… Su fiesta principal, denominada Aïd el Kibir, la celebramos nosotros también. Es la fiesta grande, la fiesta del cordero que puede durar hasta tres días. Nos llaman de unos y otros sitios y nosotros vamos. Ellos están orgullosos de nuestra presencia en esas fiestas.
Hacemos también el Ramadán, al igual que cumplimos con la Cuaresma. El Ramadán son treinta días.
¿Correcto, pero a nivel más global cómo concibes ese diálogo?.
Si la Primera Realidad para todos es Dios, el camino está abierto. El Punto de fusión ya es percibido. Dios es el Centro de todas las religiones. Una vez establecido ese Centro, el diálogo es sencillo, sobre todo si lo abordamos desde la mística.
¿Y eso a nivel práctico…?.
Descubriéndonos uno con Él. El diálogo interreligioso es fruto del amor a Dios. Una vez me dijo un imán. “Solamente hay un Dios y por lo tanto es el mismo para los dos. ¡Lailahailala! (“Sólo hay un Dios”)
El místico Hallaj llegó a decir “Yo soy la verdad” y eso le costó la vida. En realidad quiso expresar que había llegado a un profunda unión con la Divinidad.
¿Podríamos concluir, por lo tanto, que de la mano de la mística es más sencillo el encuentro entre las religiones?.
Por supuesto, aunque desde una visión canónica estricta, este misticismo puede ser considerado un panteísmo. Juan de la Cruz tuvo que explicar esa mística con poemas, pues de lo contrario habría acabado seguramente en la hoguera. Teresa expuso también como pudo esa vivencia similar, esa plena armonía con Dios y con cuanto la rodeaba. Francisco de Asís se expresa de forma parecida cuando se dirige al Hermano Sol y a la Hermana Luna. Son teofanías, manifestaciones de Dios. No hay que admirar las cosas al igual que a Dios, pero sí como manifestaciones de Dios. Esa teofanía no ha terminado, ni puede terminar.
¿La tradición sufí está particularmente abierta a este encuentro?.
Cierto, entre los sufís el Objeto y el Fin se hacen Uno mismo. Por ejemplo, en el dirk (oración conjunta en formación circular y en movimiento) de los sufís, al igual que en hesicanismo, la materia, que es el nombre de Dios, y el objeto de la oración que es Dios, representan lo mismo. Todo está en unión plena con Dios, su cuerpo, sus sentidos, sus espíritus… En esos momentos de éxtasis penetran en la armonía del mundo. Algo semejante ocurre con los derviches. Giran en armonía con la propia tierra que a su vez gira, con los planetas que también giran, con las constelaciones igualmente en movimiento… Todos están sumidos en la misma armonía. 
¿Y la Iglesia ideal del mañana, cómo la concibe José Luis?.
Confío en el Espíritu. Confío en que la Iglesia institución sea en el futuro menos institución. Confío en un Vaticano III, confío en que la Iglesia católica devendrá en verdad católica es decir universal… Confío que en ella entrarán todos, no sólo los “amigos”. Desde nuestra propia parcela hemos de aceptar al otro diferente también en el seno de nuestra Iglesia.
La Iglesia ideal será cuando hayamos construido el Reino de Dios. El Reino será. La evolución tiene que llegar a su punto de plenitud. No puede salir mal si la empezó Dios. Todo llegará. Dios funciona con otros tiempos.
¿Cómo ves el entronque de la Iglesia con la nueva espiritualidad sin nombre que está emergiendo?.
Hay mucha gente con el corazón abierto y algo surgirá de todo esto. El espíritu de la nueva espiritualidad se encuentra en realidad en nuestros propios místicos clásicos. Lo podemos encontrar en nuestro santo cisterciense, S. Elredo de Rieval, lo podemos encontrar en el Maestro Eckhart, en Tomas Merton…
¿Función de la religión en nuestros días?.
Hablar de Dios es inclusión, sin embargo hablar de religión puede implicar exclusión. Los peldaños de las diferentes religiones nos deberían llevar a Dios. La vidriera hace ver la luz que hay detrás. La vidriera es la religión.

Koldo Aldai
Entrevista realizada en septiembre de 2011

jueves, 24 de noviembre de 2011

La casa de Jesús

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net  San Sebastián (GUIPUZCOA). Marcos 13, 33-37 ECLESALIA, 23/11/11.- Jesús está en Jerusalén, sentado en el monte de Los Olivos, mirando hacia el Templo y conversando confidencialmente con cuatro discípulos: Pedro, Santiago, Juan y Andrés. Los ve preocupados por saber cuándo llegará el final de los tiempos. A él, por el contrario, le preocupa cómo vivirán sus seguidores cuando ya no le tengan entre ellos. Por eso, una vez más les descubre su inquietud: «Mirad, vivid despiertos». Después, dejando de lado el lenguaje terrorífico de los visionarios apocalípticos, les cuenta una pequeña parábola que ha pasado casi desapercibida entre los cristianos.«Un señor se fue de viaje y dejó su casa». Pero, antes de ausentarse, «confió a cada uno de sus criados su tarea». Al despedirse, sólo les insistió en una cosa: «Vigilad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa». Que cuando venga, no os encuentre dormidos.
El relato sugiere que los seguidores de Jesús formarán una familia. La Iglesia será "la casa de Jesús" que sustituirá a "la casa de Israel". En ella todos son servidores. No hay señores. Todos vivirán esperando al único Señor de la casa: Jesús el Cristo.
No lo olvidarán jamás. En la casa de Jesús nadie ha de permanecer pasivo. Nadie se ha de sentir excluido, sin responsabilidad alguna. Todos son necesarios. Todos tienen alguna misión confiada por él.
Todos están llamados a contribuir a la gran tarea de vivir como Jesús al que han conocido siempre dedicado a servir al reino de Dios. Los años irán pasando. ¿Se mantendrá vivo el espíritu de Jesús entre los suyos?. ¿Seguirán recordando su estilo servicial a los más necesitados y desvalidos?. ¿Lo seguirán por el camino abierto por él?. Su gran preocupación es que su Iglesia se duerma.
Por eso, les insiste hasta tres veces: «vivid despiertos". No es una recomendación a los cuatro discípulos que lo están escuchando, sino un mandato a los creyentes de todos los tiempos: «Lo que os digo a vosotros, os lo digo a todos: velad». El rasgo más generalizado de los cristianos que no han abandonado la Iglesia es seguramente la pasividad. Durante siglos hemos educado a los fieles para la sumisión y la obediencia. En la casa de Jesús sólo una minoría se siente hoy con alguna responsabilidad eclesial. Ha llegado el momento de reaccionar. No podemos seguir aumentando aún más la distancia entre "los que mandan" y "los que obedecen". Es pecado promover el desafecto, la mutua exclusión o la pasividad. Jesús nos quería ver a todos despiertos, activos, colaborando con lucidez y responsabilidad.

martes, 22 de noviembre de 2011

Tras el 20-N...

Ya todos los partidos y demás plataformas sociopolíticas han hecho su análisis de los resultados electorales y, aparte de las naturales diferencias entre unos y otros en la lectura de lo sucedido (siempre ha sido así y lo seguirá siendo: son así nuestros políticos, punto pelota), es evidente que este país andaba con ganas de desterrar muchas cosas que estaban haciendo daño no sólo al pueblo sino también a quien decía representarle.
Otra cuestión, ahora, es ver si ese cambio era o es realmente el que va a dar esa esperanza que este mismo pueblo necesitaba encontrar y desarrollar (porque esta esperanza no es algo que se aparezca como si de una visión se tratara sino que es algo a construir); uno tiene sus serias dudas, cuando menos, pero vamos a la cuestión que motiva este escrito.
MIRADA RETROSPECTIVA.
Todos hemos visto, vivido y sufrido (bueno, quizás algunos gozado, pero lo que este servidor ha visto en la mayoría de la gente que conoce es angustia, sufrimiento, desesperanza, frustración,... y muchas ganas de enviar a todos al carajo, dicho mal y pronto) lo que viene sucediendo en este país en esta última década y que se agudizó enormemente poco antes de acabar los primeros 4 años de gobierno socialista:
- Cierre de muchas empresas pequeñas y medianas con el consiguiente aumento del paro.
- Disminución escandalosa de protección social a los colectivos más empobrecidos.
- Sometimiento absoluto a la lógica del mercado y negocio especulativo (entrega de enormes capitales a la banca más usurera del país para salvar su bolsillo maltrecho por su propia mala gestión); ese dinero era del pueblo y le fue arrebatado sin su consentimiento y no firmaron ningún documento por el cual esa banca tenga obligación de devolver al pueblo ni un céntimo.
- Encarecimiento de los bienes de primera necesidad.
- La tan prometida ayuda para que la ciudadanía pudiera acceder a una vivienda digna se quedó en prácticamente nada; aunque ésta no experimentó subidas escandalosas de precio tampoco se corrigieron los errores del pasado y siguió estando lejos de las posibilidades de la mayoría de la población.
- Aumento del paro hasta límites nunca alcanzados, tanto en cantidad como en proporción.
- Aumento correlativo de los niveles de pobreza, a veces tercermundistas en no pocas familias llegando al sinhogarismo unas cuantas de ellas debido a que en esos casos el respaldo familiar no ha existido o no ha podido servir de colchón a la debacle.
- Aumento también de la delincuencia y delitos contra la propiedad.
- Hacinamiento de las prisiones españolas (presenta la ratio más elevada de Europa) pero disminución de los recursos humanos y materiales para hacer frente a las necesidades de las mismas.
- Política contradictoria con los inmigrantes: por una parte dando esperanzas y por otra reformando una ley de Extranjería que ya era injusta y contradictoria con los Derechos Humanos antes volviéndola ahora peor.
- Sometimiento casi servil a las tesis del gobierno marroquí olvidando y marginando totalmente al pueblo saharaui que ha vivido más que nunca los abusos de un régimen déspota con su propio pueblo y cruel con los sometidos a la fuerza.
- Aprobación de leyes tales como la que permite asesinar seres humanos que no tengan la suerte de vivir más de tres meses en el útero de sus madres y, al mismo tiempo, sin aportar ningún apoyo a las madres que decidan seguir adelante en su embarazo; la ley del aborto ya existía con anterioridad pero ésta agudizó mucho más los problemas ya existentes y lo único que resolvió fue "evitar llevar a juicio a las madres que hubieran abortado o a los médicos que hiciesen esas prácticas al margen de la ley anterior" (fue una huída hacia adelante).
- ...

Habría que mencionar también muchos avances no menos importantes:
- Reconocimiento y defensa de la dignidad a efectos legales de las personas con inclinación homosexual, tan hijas de Dios como lo somos los heterosexuales (otra cuestión son las formas en que eso se haya hecho).
- Apoyo a las mujeres en situación de violencia doméstica: ya existía eso antes pero se han hecho esfuerzos para agilizar su acceso a los apoyos de la Administración.
- Reforma de la Ley de Educación que ha propiciado perspectivas no suficientemente valoradas anteriormente materializándose en tratar de acercar la escuela a la vida y hacer de la vida materia de ensayo y aprendizaje en la escuela.
- Dentro de esta ley, la Educación para la Ciudadanía que, si bien era muy sectaria tal como se diseñó -no hubo para ello consenso alguno, toda ella fue compuesta desde una única perspectiva, causa de tantos conflictos después en su aplicación- por otra parte ha sido y es ocasión de ahondar en una buena Educación en Valores.
- Distensión en el tratamiento del terrorismo dejando a un lado las constantes guerras dialécticas en relación con el nacionalismo vasco y aquella supuesta connivencia de éste con el terrorismo etarra.
- Cumplimiento de la promesa de sacar las tropas de Iraq, (aunque aumentaron en Afganistán habiendo allí la misma situación que en Iraq, sólo que sin la presión mediática que sí existía en Iraq) y desmarque de las tesis belicistas de algunos miembros de la OTAN que empujaron a la guerra de Iraq sin justificación (ninguna guerra está justificada).
- Promoción de valores tan importantes como la igualdad entre los dos sexos creando incluso el "Ministerio de Igualdad" (aunque por otra parte fuera tan pobremente desarrollado después por sus responsables empezando por su propia ministra).
- ...
LO QUE EL PUEBLO DESEA DE VERDAD.
Uno ve los resultados y se dice a sí mismo: "Soy un bicho raro, nunca gana la formación que elijo, ni de lejos, ¿qué está pasando aquí?, ¿por qué nunca estoy con la mayoría?". Obviamente, esto es bien lógico si nos atenemos a que existe el libre albedrío y cuando, además, cada cual "tiene su propia fe", como decía la canción, y sabe además de dónde arranca su propia fe y no depende de quién grite más ni de sus discursos demagógicos -porque hay demasiada demagogia en todos los partidos, demasiada-. (En mi caso concreto creo que debe haber algo más porque a quien yo voté no aparece ni en 5º lugar, está más abajo todavía).
Lo que el pueblo ha elegido, a mi juicio, no es la economía neoliberal. No ha elegido realmente al PP, ha elegido salir de lo anterior como fuera, aunque fuese también "huyendo hacia adelante", ya viendo que el PSOE demostraba sobradamente que lejos de conducir esto a mejor puerto... hundía aún más en la desesperación a todos (salvo a sus cargos políticos de alto nivel que han llenado bien sus bolsillos; ahora lo harán otros por la misma regla de tres y ¡ojalá! me equivoque).
El pueblo quiere:
- Trabajo remunerado, sencillamente para vivir con dignidad. No quiere hacerse millonario, sólo quiere vivir con dignidad.
- Acceso a los bienes de primera necesidad: alimentación, higiene, salud, educación para sus hijos,...
- Acceso posible a la vivienda, en propiedad o de alquiler: éstas siguen siendo prohibitivas.
- Verse libre de soflamas partidistas, de sus demagogias, burlas y mentiras.
- Ver coherencia en sus gobernantes, que cumplan lo que prometen y no se adjudiquen privilegios que acaban pagando no los más poderosos sino los que menos pueden.
- Justicia social, pero para todos, no para unos por encima de otros sólo por lo políticamente conveniente.
- Educación y Sanidad accesibles a todos y de calidad.
- Medios de comunicación públicos realmente independientes, no mangoneados ni sometidos a los dictados del partido político apoltronado en La Moncloa (como hasta ahora tristemente ha sucedido).
- Sindicatos desligados de ideologías partidistas y realmente defensores de los derechos de los trabajadores; no los quiere corporativistas ni amarillos ni rojos, los quiere sencillamente fieles a los valores que en su origen querían defender.
- Libertad para todos, no la de unos a costa del sufrimiento de otros. Libertad corresponsable.
- Mayor apoyo a la familia, tanto a través de medidas concretas materiales como en el discurso; no se busca un modelo específico de familia, no se está pidiendo eso, sólo se pide respeto a la autoridad de los padres en relación con sus hijos y a su necesria presencia en aquellos ámbitos en los que se halle en juego la educación de sus hijos.
- El pueblo quiere, sencillamente, Derechos Humanos, pero efectivos.
¿QUÉ PODEMOS HACER AHORA?.
"Piensa globalmente y actúa localmente", dice el slogan, y tratando de vivirlo convendría que el conjunto de actuaciones a nivel personal, socio-ambiental e institucional contemplara esa dinámica siempre.
Todo es interdependiente, no hay nada local que se realice en el último rincón del mundo que no tenga un efecto, por pequeño que sea, en el otro extremo; por lo tanto... lo que venga en el futuro lo estamos construyendo hoy y aquí.
Desde cada cual:
  • Ser fiel a uno mismo: tratando de vivir aquello en lo que creemos y más especialmente cuando eso es justo, bueno y constructivo para uno mismo y el entorno.
  • Buscar en todo el lado positivo de cada actuación de los demás: la constante crítica o "criticonería" sin aportar nada a cambio sólo sirve para generar negatividad, desánimo colectivo y derrotismo en uno mismo.
  • Buscar la implicación y organización colectiva a través de asociaciones de vecinos, ONGs, movimientos sociales, sindicatos, partidos políticos,... a través de los cuales seguir construyendo realidad alternativa positiva.
  • Adoptar una postura respetuosa con quien piensa distinto a uno mismo: la verdad no es patrimonio de nadie, más bien somos poseídos por ella; por lo tanto, fomentemos la capacidad de escucha y diálogo con todos (no sólo con quien sea de "nuestra cuerda").
  • Denunciar toda situación de injusticia o de clara violación de los Derechos Humanos allá donde observemos esas situaciones y, al mismo tiempo, ofrecer alternativas y gestos que evidencien "lo que debería ser".
  • Antes de exigir a los demás determinadas actitudes, sea cada cual buen practicante de las mismas.
  • Vivir la austeridad como valor, el consumo responsable y solidario con la humanidad entera y el entorno natural.
  • ...
Desde nuestros ambientes más cercanos:
  • Desarrollar en la familia un ambiente de diálogo respetuoso y atento a la realidad global y también particular de dada miembro.
  • Llevar a la práctica en nuestros ambientes laborales la complementariedad y colaboración de unos con otros, tolerancia ante las diferencias personales, corresponsabilidad solidaria,...
  • Hacer de la realidad de nuestro mundo y sus necesidades tema de conversación con las amistades o grupo humano de referencia de manera que vayamos generando actitudes y sentimientos de solidaridad con las personas o colectivos que sufren esas necesidades.
  • ...
Desde las instituciones:
  • Promover desde la asociaciones de vecinos análisis de la realidad del barrio o zona detectando tanto las necesidades como las alternativas o actuaciones colectivas y personales necesarias para afrontarlas.
  • Demandar desde los ayuntamientos y demás entidades de la Administración Pública respuesta a las necesidades estructurales que se detecten en el municipio o ámbitos comarcales o provinciales.
  • Establecer prioridades debidamente razonadas en correspondencia con la realidad social y diseñar un plan corresponsable para la intervención en esos espacios.
  • Proponer y vivir la asuteridad en el gasto público y también privado de manera que éste sea abundante para las necesidades de primer orden y vaya siendo inferior a medida que se descienda en ese orden de prioridad.
  • Acoger las demandas sociales atendiéndolas a continuación con criterios objetivos y no según quien plantee dichas demandas.
  • Instar cada cual en su sindicato a recuperar la independencia y libertad frente a cualquier corriente ideológica partidista, anteponiendo siempre el servicio al mundo obrero por encima de estrategias o intereses ideológicos.
  • Generar en los partidos políticos una auténtica democracia interna, promocionar las elecciones primarias en ellos y el necesario diálogo con otras fuerzas políticas independientemente de la mayor o menor afinidad.
  • Impulsar la revisión del sistema electoral, de manera que los resultados y su respectiva representación parlamentaria refleje la voluntad real del pueblo (cosa que la Ley D'Hondt no garantiza) y la presentación de listas: que éstas sean abiertas.
  • Realizar desde sindicatos, partidos políticos, foros de reflexión, etc... un serio análisis crítico de la actual crisis económica y financiera, detallando sus causas y consecuencias.
  • Aportar maneras, estrategias, formas de restar poder a la especulación del sistema económico y otorgándolo a las maneras de responder a las necesidades reales de la población: atendiendo a la economía productiva mucho más que a la especulativa.
  • Instaurar un debate nacional al respecto en la que todos los partidos y agentes sociales, empresariado, cajas de ahorro y banca ética -que no cívica (no tiene nada que ver la "banca ética" con lo que alguna entidad viene en llamar "cívica" engañando a la ciudadanía)-,... se impliquen en la articulación de nuevas estructuras económicas y organización de la productividad y consumo que sirvan realmente a la ciudadanía y preserven un desarrollo sostenible y respetuoso con todas las sociedades y medio natural del planeta.
  • ...
Corresponde también a las distintas confesiones religiosas, especialmente a los cristianos, entidades culturales, ONGs, etc... contribuir desde sus espacios a generar una nueva conciencia que responda más fielmente a lo que es beneficio para el ser humano por encima del enriquecimiento de unos pocos a costa del resto de la humanidad.
Hay modelos, hay ejemplos,... en los que es evidente que sumando más que restando, apoyando más que descalificando, colaborando más que compitiendo, uniendo más que separando, acogiendo más que excluyendo,... se pueden lograr frutos inmensamente mejores, aunque pueda haber también sus lagunas e imperfecciones.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Hace falta encender pequeños fuegos de esperanza por toda la tierra

Entrevista a la hermana Marie Vaillé, franciscana de María.
Su mejor carta de presentación es su propia presencia de anciana silente, tremendamente amable y reservada, supinamente humilde. Sin embargo esa expresión sencilla, recatada, no puede, por más que lo intente, contener un gozo particular. Es la felicidad singular, único e inconfundible, absolutamente inigualable de una entera vida dedicada al prójimo. Ese gozo por más que ella lo disimule, se desborda por cada uno de sus poros. 
Paz sumada a más paz. Primero la paz que emana la propia Marie Vaillé, y sus cabellos de blanca madurez, esta franciscana de María a pie de fuerte entrega y compromiso, a pie de las enormes montañas de los Atlas en Marruecos. Debe ser la paz de servir en el fin del mundo, al término de una larga y dificultosa pista; de estar siempre con las puertas abiertas y las manos dispuestas. Debe ser la paz de estar en el lugar preciso, realizando la labor adecuada, de compartir las mismas paredes de barro que sus vecinos, el mismo destino, su mismo calor abrasador en verano, su mismo y blanquecino paisaje en invierno. Después la paz de un entorno de remota belleza, paisaje ocre de belén al que apenas alcanza el verdor de los manzanales donde trabaja, en ese tiempo casi otoñal, buena parte de los vecinos. 
Subimos dos veces desde Midelt a la aldea de Tattiwine a pie de los Atlas en nuestro rastreo de esa entrega absoluta. La primera vez no encontramos a las hermanas, pues habían partido a la alta montaña, al encuentro de los nómadas para llevarles socorro y medicinas. La segunda vez tenemos la suerte de dar con ellas. Llamamos a la puerta ya abierta de una choza más, una casita de barro junto a tantas otras, ningún signo católico, ni una sola cruz en la puerta. No hallamos la más mínima ostentación, sólo el más supremo y exquisito respeto: “La gente ya sabe dónde están las hermanas….”
Su pequeño hogar, humilde entre los humildes, no alberga tampoco especial comodidad. Hasta no hace mucho curaban allí mismo a los enfermos. Ahora ya disponen de un dispensario aparte. Una sencilla habitación casi desnuda, sin apenas ornamentación, hace las veces de capilla. Todo apunta que es allí donde toman la fuerza para después salir al mundo, fuerza renovada y reciclada cada día, fuerza de un Espíritu que jamás las abandona. Cuando reciben visitas es también el espacio de acogida para pasar la noche.  
Estamos en la pequeña comunidad de la orden de las franciscanas de María en Tattiwine. Viven en esta aldea bereber a 15 kilómetros de Midelt (50.000 habitantes), en un extremo del caserío casi de cuento, si no fuera por una austeridad que raya la pobreza. En estos momentos sólo dos hermanas conforman la comunidad, Bárbara la enfermera de origen polaco que tiene a su cargo el dispensario y la propia Marie, la hermana ya entrada en años, que se ocupa de los más pequeños en el pueblo. También animan una cooperativa local de prendas, chales, colchas, mantas, macutos… confeccionados artesanalmente con telares. 
 La entrevista apenas dura media hora, pero en ese tiempo somos testigos de cómo la gente acude a donde ellas en busca de ayuda. Somos interrumpidos por niños y ancianos que vienen a su encuentro. Huelga la pregunta de si son felices allí. Pero en el deseo de hallar ese secreto secretorum que ellas, sin lugar a duda alguna, detentan, se precipita tan indiscreto interrogante…
Se ve que es Vd. muy feliz aquí…
¿La felicidad se halla a pie de estas montañas? Sí, eso es cierto. Soy verdaderamente feliz aquí. Así es. Como puede ver, la gente entra aquí, viene, va... Es una vida muy familiar en medio de las montañas.
¿Qué la trajo hasta aquí…?Bueno, en realidad me han enviado… Somos enviadas. Cuando llegué a Marruecos tenía ganas de venir a Tattiwine. Las tres hermanas que estaban aquí mudaron al mismo tiempo, así que me dijeron: “Tú has deseado siempre ir a Tattiwine... Sí es mi gran deseo, contesté…”. ¿Qué ha encontrado Marie en las montañas del Atlas marroquí?Una acogida excepcional. Es una suerte de fraternidad muy fuerte. Las gentes se abren enseguida. Ahora que vivimos aquí o antes cuando estábamos en la tiendas, a menudo nos decían “venid”, “entrad”… Al principio cuando marchaba Bárbara y me quedaba sola en la casa, no querían por nada que durmiera sola. Las madres me decían que bien fuera a dormir a su casa o bien me enviaban a una hija para hacerme compañía.
Ya conocía el sentimiento de acogida marroquí, pero no hasta este punto. Aquí es muy grande. Por lo demás todo se comparte. Vienen a traernos pan, huevos…, lo que tienen en ese momento que no es nunca mucho. Ahora es época de manzanas, pues ya nos ha llegado una mujer que nos ha traído una bolsa llena de manzanas. El espíritu de compartir aquí es extraordinario. El marroquí es de por sí muy hospitalario, aunque eso ya no se vea en las ciudades. En los grandes núcleos urbanos es como en Europa. Cada quien en su casa.
¿Al volver a Francia qué encuentra…?Es muy diferente. Me digo a mí misma: “¡Estoy mejor en Tattiwine...!” (Sonrisas) Antes ese género de acogida reinaba por doquier. Ahora se imponen cada día más los valores de ganar y ganar, de tener más, del bienestar individual… Aquí también va penetrando esa cultura materialista, aunque todavía hay diferencia con respecto a Europa.
¿Cuál es concretamente su labor?Tenemos el dispensario que lleva Bárbara que atiende a la gente del pueblo y a los nómadas de la región. Por mi parte atiendo a los chavales que están retrasados en la escuela y a los que aún no tienen edad escolar. También promovemos una cooperativa de trabajo artesanal compuesta por mujeres.
Las hermanas que estaban con anterioridad a nosotras comenzaron con la cooperativa para que las mujeres pudieran tener un poco de dinero. En la cooperativa eligen su propia presidenta del lugar. Hay también una amiga nuestra francesa que les ayuda con las cuentas.
Aquí apenas se vende, únicamente a algunos turistas que se acercan hasta la aldea. Intentamos hacer exposiciones en Casablanca, Tánger, Rabat… Una hermana nuestra, Montse, es la que se encargaba de establecer estos contactos, puesto que la gente adulta es toda analfabeta. Ahora sin embargo todos los niños van a la escuela. Los jóvenes han ido también a la escuela. Tenemos puesta mucha ilusión en que esto marche.
¿Le dan mucho trabajo los pequeños?Comenzamos a dibujar, a colorear… Aprendemos también a hablar, a cantar. Tienen que aprender el árabe, puesto que ellos saben el bereber y al ir a la escuela se encuentran con que todo es en árabe. Yo hablo un poquito de árabe, un poquito de bereber, pero me ayuda una mujer del pueblo que sabe francés, árabe y también bereber. En el tercer año de permanencia en la escuela ya aprenden el francés. Los chavales sólo tienen tres o cuatro horas por la mañana de clase, con un profesorado que no está especialmente motivado. Cuando llueve o nieva ni siquiera vienen. En invierno están a menudo ausentes y eso es duro, es difícil.
¿Perspectivas de mejora de esa situación?Ahora se está construyendo una casa comunal, en la que va a haber dos salas para el preescolar, otras salas para la asociación de jóvenes y otra para acoger a niños que viven en las montañas. Se trata de poderles proporcionar a un pequeño grupo de niños nómadas, además de escolarización, un lugar donde comer y dormir.
¿Cómo se manifiesta aquí el diálogo interreligioso?Aquí el diálogo interreligioso es en realidad el diálogo de la vida. Las gentes saben aquí que nosotras somos religiosas, que nosotras rezamos y nos respetan. Nosotras también, como no podía ser de otra forma, respetamos sus plegarias, sus ceremonias... A la postre es ese exquisito respeto mutuo lo que conforma el diálogo. No hablamos de religión. Vivimos con ellos. Se dan cuenta que vivimos igual que ellos, en las mismas condiciones. Se dan cuenta de que no deseamos cristianizarlos, ni de aprovecharnos de ellos. Es así como llegamos a ser considerados unos más entre ellos.
Mucho aprecio por lo tanto por parte de la comunidad…Sí, nos llegan a decir: “¡Sois nuestras hermanas!” Por supuesto nosotras les consideramos a ellos igualmente como nuestros hermanos. Es entrañable. Finalmente es así como se manifiesta el diálogo interreligioso, más que con bellas palabras y demás… Lo importante es que cada quien pueda vivir su propia fe allí donde se encuentra, de forma sencilla y natural. Lo importante es la manifestación de amor genuino hacia los otros...
No hay siquiera un crucifijo en la puerta de su casa…No, no. No estamos aquí para hacer prosélitos. Toda la gente del pueblo sabe que nosotras somos creyentes y que estamos aquí, disponibles… Cuando las gentes pasan dicen: “He ahí a las hermanas…” La misma gente del pueblo nos envía a las personas que están necesitadas.
¿Han llegado a rezar juntos?Hemos rezado dos o tres veces juntos. No es habitual. Antes venía el Padre Antonio desde Midelt todas las semanas a impartir la misa. Toda la gente le conocía. Cuando él murió se hizo una sadaqa, es decir una comida religiosa en su honor. Es una comida y al mismo tiempo es una ofrenda. Por ejemplo cuando alguien enferma y finalmente se cura también se hace una sadaqa con la finalidad de agradecer esa curación…
A la sadaqa que organizamos por Antonio vinieron incluso los nómadas de la montaña. Hicimos comida para toda la gente e invitamos a los Fiquis que son quienes dirigen la oración en la mezquita.
¿Los Fiquis?Sí, como los imanes, pero éstos habitualmente tienen estudios. Los Fiquis no los tienen.
¿Cómo transcurrió la sadaqa?Primero recitaron ellos sus plegarias y después nos llegó el turno a nosotras. Rezamos el Padre Nuestro y cantamos dos cantos en árabe. Esa fue nuestra oración conjunta. A la muerte de Juan Pablo II hicimos otro tanto, sadaqa con oraciones. Primero los Fiquis y después nosotras, mientras que los asistentes escuchaban con un gran respeto.
Ellos saben que nosotras respetamos su religión y ellos respetan la nuestra. Cuando vienen a casa y saben que estamos rezando, ellos esperan.
¿Este diálogo de la vida a un nivel reducido puede trasladarse a una esfera más amplia, puede transformarse en universal?
Sí, debería ser algo más universal. Sí son precisas las oraciones, los templos para encontrarse…, pero para Dios las oraciones no son mejores en función de su marco religioso. Dios no se congratula más con unas oraciones que con otras. Dios es más grande que todo lo que imaginemos.
¿Cuál es la esperanza para este mundo?El problema es que a la gente le falta precisamente la esperanza. Estamos faltos de esperanza. La falta de esperanza representa la muerte. Yo abrigo la esperanza de que un día todas las gentes nos vamos a reencontrar. Vamos a comprender que es preciso amarnos verdaderamente. Nos vamos a dar cuenta de que no merece la pena pelearse por un poco de petróleo, por un trozo de tierra o a saber por qué...
No sé cuándo, pero los jóvenes algún día se reencontrarán en la esperanza. Hace falta encender pequeños fuegos de esperanza por doquier, esos pequeños fuegos un día alumbrarán la tierra entera.
¿Y el futuro de la Iglesia?Yo abrigo también la esperanza de una Iglesia más vinculada al propio pueblo, que entre más en la vida de la gente. Es preciso que la Iglesia esté más con los pobres, con los pequeños y olvidados… Obrando así la Iglesia se convertirá en lo que en verdad está llamada a ser. Convendría retomar el valor de la simplicidad, pero simplicidad con amor, de lo contrario la simplicidad no representa nada… Convendría retornar al espíritu de los primeros cristianos.
¿Qué necesita nuestro mundo?
Hace falta amor para comprender que el otro es, al igual que yo, imagen de Dios y que por lo tanto no le puedo hacer mal, más al contrario estoy llamado a ayudarle. Estamos llamados a vivir y trabajar juntos y en unión.
¿Son duros los inviernos aquí?Sí lo son. Nieva mucho, aunque no todo el tiempo. A veces nos podemos quedar hasta tres o cuatro días sin poder salir del pueblo. Cuando la nieve se deshiela, el barro lo invade todo. 
¿Y la Navidad…?La Nochebuena la pasamos aquí. Invitamos a las mujeres y los niños a nuestra fiesta. Les damos chocolate y galletas. Les convocamos a la fiesta de Nuestra Señora María. Ellos al fin y al cabo creen también en María, la madre de Jesús. Ella se encuentra en el Corán. El día de Navidad bajamos a Midelt.
¿Para los nómadas de más arriba en la montaña será aún más duro el invierno?Sí lo es. La nieve hace a menudo que las tiendas se caigan Es por ello que cuando llegan los días más fríos, bien se meten en las cuevas, bien descienden a cotas más bajas. Los más pobres no se pueden mover y se quedan. Hace falta camión para llevar la tienda, las bestias, los utensilios… y para ellos es caro. Unos y otros vuelven en el mes de Mayo.

Koldo Aldai
www.fundacionananta.com
www.artegoxo.org

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Lo decisivo

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net  San Sebastián (GUIPUZCOA). Mateo 25, 31-46

ECLESALIA, 16/11/11.- El relato no es propiamente una parábola sino una evocación del juicio final de todos los pueblos. Toda la escena se concentra en un diálogo largo entre el Juez que no es otro que Jesús resucitado y dos grupos de personas: los que han aliviado el sufrimiento de los más necesitados y los que han vivido negándoles su ayuda. A lo largo de los siglos los cristianos han visto en este diálogo fascinante "la mejor recapitulación del Evangelio", "el elogio absoluto del amor solidario" o "la advertencia más grave a quienes viven refugiados falsamente en la religión". Vamos a señalar las afirmaciones básicas. Todos los hombres y mujeres sin excepción serán juzgados por el mismo criterio. Lo que da un valor imperecedero a la vida no es la condición social, el talento personal o el éxito logrado a lo largo de los años. Lo decisivo es el amor práctico y solidario a los necesitados de ayuda. Este amor se traduce en hechos muy concretos. Por ejemplo, «dar de comer», «dar de beber», «acoger al inmigrante», «vestir al desnudo», «visitar al enfermo o encarcelado». Lo decisivo ante Dios no son las acciones religiosas, sino estos gestos humanos de ayuda a los necesitados. Pueden brotar de una persona creyente o del corazón de un agnóstico que piensa en los que sufren. El grupo de los que han ayudado a los necesitados que han ido encontrando en su camino, no lo han hecho por motivos religiosos. No han pensado en Dios ni en Jesucristo. Sencillamente han buscado aliviar un poco el sufrimiento que hay en el mundo. Ahora, invitados por Jesús, entran en el reino de Dios como "benditos del Padre".
¿Por qué es tan decisivo ayudar a los necesitados y tan condenable negarles la ayuda?. Porque, según revela el Juez, lo que se hace o se deja de hacer a ellos, se le está haciendo o dejando de hacer al mismo Dios encarnado en Cristo. Cuando abandonamos a un necesitado, estamos abandonando a Dios. Cuando aliviamos su sufrimiento, lo estamos haciendo con Dios. Este sorprendente mensaje nos pone a todos mirando a los que sufren. No hay religión verdadera, no hay política progresista, no hay proclamación responsable de los derechos humanos si no es defendiendo a los más necesitados, aliviando su sufrimiento y restaurando su dignidad. En cada persona que sufre Jesús sale a nuestro encuentro, nos mira, nos interroga y nos suplica. Nada nos acerca más a él que aprender a mirar detenidamente el rostro de los que sufren con compasión. En ningún lugar podremos reconocer con más verdad el rostro de Jesús.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Miedo al riesgo

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net  San Sebastián (GUIPUZCOA). Mateo 25,14-30

ECLESALIA, 09/11/11.- La parábola de los talentos es muy conocida entre los cristianos. Según el relato, antes de salir de viaje, un señor confía la gestión de sus bienes a tres empleados. A uno le deja cinco talentos, a otro dos y a un tercero un talento: «a cada cual según su capacidad». De todos espera una respuesta digna. Los dos primeros se ponen «enseguida» a negociar con sus talentos. Se les ve trabajar con decisión, identificados con el proyecto de su señor. No temen correr riesgos. Cuando llega el señor le entregan con orgullo los frutos: han logrado duplicar los talentos recibidos. La reacción del tercer empleado es extraña. Lo único que se le ocurre es «esconder bajo tierra» el talento recibido para conservarlo seguro. Cuando vuelve su señor, se justifica con estas palabras: «Señor, sabía que eras exigente y siegas donde no siembras... Por eso, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo». El señor lo condena como empleado «negligente». En realidad, la raíz de su comportamiento es más profunda. Este empleado tiene una imagen falsa del señor. Lo imagina egoísta, injusto y arbitrario. Es exigente y no admite errores.
No se puede uno fiar. Lo mejor es defenderse de él. Esta idea mezquina de su señor lo paraliza. No se atreve a correr riesgo alguno. El miedo lo tiene bloqueado. No es libre para responder de manera creativa a la responsabilidad que se le ha confiado. Lo más seguro es «conservar» el talento. Con eso basta.
Probablemente, los cristianos de las primeras generaciones captaban mejor que nosotros la fuerza interpeladora de la parábola. Jesús ha dejado en nuestras manos el Proyecto del Padre de hacer un mundo más justo y humano. Nos ha dejado en herencia el mandato del amor. Nos ha confiado la gran Noticia de un Dios amigo del ser humano. ¿Cómo estamos respondiendo hoy los seguidores de Jesús?. Cuando no se vive la fe cristiana desde la confianza sino desde el miedo, todo se desvirtúa. La fe se conserva pero no se contagia. 
La religión se convierte en deber. El evangelio es sustituido por la observancia. La celebración queda dominada por la preocupación ritual. Sería un error presentarnos un día ante el Señor con la actitud del tercer empleado: "Aquí tienes lo tuyo. Aquí está tu Evangelio, aquí está el proyecto de tu reino y tu mensaje de amor a los que sufren. Lo hemos conservado fielmente. Lo hemos predicado correctamente. No ha servido mucho para transformar nuestra vida. Tampoco para abrir caminos de justicia a tu reino. Pero aquí lo tienes intacto".

martes, 8 de noviembre de 2011

Carta de Jon Sobrino a Ellacuría

No voy a transcribir aquí la carta sino que les voy a remitir a través de un enlace-web a la misma y que no tiene desperdicio, retoma la pasión por la denuncia profética, llama a las cosas por su nombre y nos invita a seguir el ejemplo de quienes realmente se adhirieron a Xto., lo siguen haciendo hoy día y lo harán siempre porque se encontraron con Él.
Ese encuentro es el que les transformó y en ello adquirieron la capacidad transformadora que nuestro mundo necesita, especialmente los crucificados, los principales destinatarios del Evangelio, de la Buena Noticia en y para la que todos estamos llamados  a ser discípulos y misioneros.
Sin más dilación, aquí les dejo con esa carta:

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Encender una fe gastada

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net  San Sebastián (GUIPUZCOA). Mateo 25,1-13
ECLESALIA, 02/11/11.- La primera generación cristiana vivió convencida de que Jesús, el Señor resucitado, volvería muy pronto lleno de vida. No fue así. Poco a poco, los seguidores de Jesús se tuvieron que preparar para una larga espera. No es difícil imaginar las preguntas que se despertaron entre ellos. ¿Cómo mantener vivo el espíritu de los comienzos?. ¿Cómo vivir despiertos mientras llega el Señor?. ¿Cómo alimentar la fe sin dejar que se apague?. Un relato de Jesús sobre lo sucedido en una boda les ayudaba a pensar la respuesta.Diez jóvenes, amigas de la novia, encienden sus antorchas y se preparan para recibir al esposo. Cuando, al caer el sol, llegue a tomar consigo a la esposa, los acompañarán a ambos en el cortejo que los llevará hasta la casa del esposo donde se celebrará el banquete nupcial. Hay un detalle que el narrador quiere destacar desde el comienzo. Entre las jóvenes hay cinco «sensatas» y previsoras que toman consigo aceite para impregnar sus antorchas a medida que se vaya consumiendo la llama. Las otras cinco son unas «necias» y descuidadas que se olvidan de tomar aceite con el riesgo de que se les apaguen las antorchas.Pronto descubrirán su error. El esposo se retrasa y no llega hasta medianoche. Cuando se oye la llamada a recibirlo, las sensatas alimentan con su aceite la llama de sus antorchas y acompañan al esposo hasta entrar con él en la fiesta. Las necias no saben sino lamentarse: «Que se nos apagan las antorchas». Ocupadas en adquirir aceite, llegan al banquete cuando la puerta está cerrada. Demasiado tarde.

Muchos comentaristas tratan de buscar un significado secreto al símbolo del «aceite». ¿Está Jesús hablando del fervor espiritual, del amor, de la gracia bautismal…?. Tal vez es más sencillo recordar su gran deseo: «Yo he venido a traer fuego a la tierra, y ¿qué he de querer sino que se encienda?». ¿Hay algo que pueda encender más nuestra fe que el contacto vivo con él?. ¿No es una insensatez pretender conservar una fe gastada sin reavivarla con el fuego de Jesús?. ¿No es una contradicción creernos cristianos sin conocer su proyecto ni sentirnos atraídos por su estilo de vida?. Necesitamos urgentemente una calidad nueva en nuestra relación con él. Cuidar todo lo que nos ayude a centrar nuestra vida en su persona. No gastar energías en lo que nos distrae o desvía de su Evangelio. Encender cada domingo nuestra fe rumiando sus palabras y comulgando vitalmente con él. Nadie puede transformar nuestras comunidades como Jesús.