jueves, 27 de noviembre de 2025

¿Segumos despiertos?

1 Adviento – A (Mateo 24,37-44)
Evangelio del 30 / Nov / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/evangelio-y-lecturas-del-primer-domingo-de-adviento-a/?occurrence=2025-11-30&nskip=56443 

Un día la historia apasionante de los hombres terminará, como termina inevitablemente la vida de cada uno de nosotros. Los evangelios ponen en boca de Jesús un discurso sobre este final, y siempre destacan una exhortación: «vigilad», «estad alerta», «vivid despiertos». Las primeras generaciones cristianas dieron mucha importancia a esta vigilancia. El fin del mundo no llegaba tan pronto como algunos pensaban. Sentían el riesgo de irse olvidando poco a poco de Jesús y no querían que los encontrara un día «dormidos».

Han pasado muchos siglos desde entonces. ¿Cómo vivimos los cristianos de hoy?, ¿seguimos despiertos o nos hemos ido durmiendo poco a poco?- ¿Vivimos atraídos por Jesús o distraídos por toda clase de cuestiones secundarias?. ¿Le seguimos a él o hemos aprendido a vivir al estilo de todos?. 

Vigilar es antes que nada despertar de la inconsciencia. Vivimos el «sueño» de ser cristianos cuando, en realidad, no pocas veces nuestros intereses, actitudes y estilo de vivir no son los de Jesús. Este «sueño» nos protege de buscar nuestra conversión personal y la de la Iglesia. Si no «despertamos», seguiremos engañándonos a nosotros mismos.

Vigilar es vivir atentos a la realidad. Escuchar los gemidos de los que sufren. Sentir el amor de Dios a la vida. Vivir más atentos a su presencia misteriosa entre nosotros. Sin esta sensibilidad no es posible caminar tras los pasos de Jesús.

Vivimos a veces inmunizados a las llamadas del evangelio. Tenemos corazón, pero se nos ha endurecido; tenemos oídos, pero no escuchamos lo que Jesús escuchaba; tenemos ojos, pero no vemos la vida como la veía él, ni miramos a las personas como él las miraba. Puede ocurrir entonces lo que Jesús quería evitar entre sus seguidores: verlos como «ciegos conduciendo a otros ciegos».

Si no despertamos, a todos nos puede ocurrir lo de aquellos de la parábola que todavía, al final de los tiempos, preguntaban: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o extranjero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te asistimos?».


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/1-adviento-a-mateo-2437-44-3/

jueves, 20 de noviembre de 2025

¿Burlarnos o invocar?

Jesucristo, Rey del universo – C (Lucas 23,35-43)
Evangelio del 23 / Nov / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-nuestro-senor-jesucristo-rey-del-universo-3_2025-11-23/?occurrence=2025-11-23&nskip=56436

Lucas describe con acentos trágicos la agonía de Jesús en medio de las burlas y bromas de quienes lo rodean. Nadie parece entender su entrega. Nadie ha captado su amor a los últimos. Nadie ha visto en su rostro la mirada compasiva de Dios al ser humano.

Desde una cierta distancia, las «autoridades» religiosas y el «pueblo» se burlan de Jesús haciendo «muecas»: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si es el Mesías». Los soldados de Pilato, al verlo sediento, le ofrecen un vino avinagrado, muy popular entre ellos, mientras se ríen de él: «Si tú eres rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Lo mismo le dice uno de los delincuentes, crucificado junto a él: «¿No eres el Mesías?. Pues sálvate a ti mismo».

Hasta tres veces repite Lucas la burla: «Sálvate a ti mismo». ¿Qué «Mesías» puede ser este si no tiene poder para salvarse?. ¿Qué clase de «Rey» puede ser?. ¿Cómo va a salvar a su pueblo de la opresión de Roma si no puede escapar de los cuatro soldados que vigilan su agonía?. ¿Cómo va a estar Dios de su parte si no interviene para liberarlo?. 

De pronto, en medio de tanta burla, una invocación: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Es el otro delincuente, que reconoce la inocencia de Jesús, confiesa su culpa y, lleno de confianza en el perdón de Dios, solo pide a Jesús que se acuerde él. Jesús le responde de inmediato: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». Ahora están los dos agonizando, unidos en el desamparo y la impotencia. Pero hoy mismo estarán los dos juntos disfrutando de la vida del Padre.

¿Qué sería de nosotros si el Enviado de Dios buscara su propia salvación escapando de esa cruz que lo une para siempre a todos los crucificados de la historia?. ¿Cómo podríamos creer en un Dios que nos dejara hundidos en nuestro pecado y en nuestra impotencia ante la muerte?.

Hay quienes también hoy se burlan del Crucificado. No saben lo que hacen. No lo harían con Martin Luther King. Se están burlando del hombre más humano que ha dado la historia. ¿Cuál es la postura más digna ante ese Crucificado, encarnación suprema de la cercanía de Dios al sufrimiento del mundo, burlarnos de él o invocarlo?. 


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/jesucristo-rey-del-universo-c-lucas-2335-43-2/

jueves, 13 de noviembre de 2025

Dar por terminado

33 Tiempo ordinario – C (Lucas 21,5-19)
Evangelio del 16 / Nov / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxxiii-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-11-16/?occurrence=2025-11-16&nskip=56429

Es la última visita de Jesús a Jerusalén. Algunos de los que lo acompañan se admiran al contemplar «la belleza del templo». Jesús, por el contrario, siente algo muy diferente. Sus ojos de profeta ven el templo de manera más profunda: en aquel lugar grandioso no se está acogiendo el reino de Dios. Por eso Jesús lo da por acabado: «Esto que contempláis llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido».

De pronto, sus palabras han roto el autoengaño que se vive en el entorno del templo. Aquel edificio espléndido está alimentando una ilusión falsa de eternidad. Aquella manera de vivir la religión sin acoger la justicia de Dios ni escuchar el clamor de los que sufren es engañosa y perecedera: «Todo eso será destruido».

Las palabras de Jesús no nacen de la ira. Menos aún del desprecio o el resentimiento. El mismo Lucas nos dice un poco antes que, al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, Jesús «se echó a llorar». Su llanto es profético. Los poderosos no lloran. El profeta de la compasión sí.

Jesús llora ante Jerusalén porque ama la ciudad más que nadie. Llora por una «religión vieja» que no se abre al reino de Dios. Sus lágrimas expresan su solidaridad con el sufrimiento de su pueblo, y al mismo tiempo su crítica radical a aquel sistema religioso que obstaculiza la visita de Dios: Jerusalén –¡la ciudad de la paz!– «no conoce lo que conduce a la paz», porque «está oculto a sus ojos».

La actuación de Jesús arroja no poca luz sobre la situación actual. A veces, en tiempos de crisis, como los nuestros, la única manera de abrir caminos a la novedad creadora del reino de Dios es dar por terminado aquello que alimenta una religión caduca, sin generar la vida que Dios quiere introducir en el mundo.

Dar por terminado algo vivido de manera sacra durante siglos no es fácil. No se hace condenando a quienes lo quieren conservar como eterno y absoluto. Se hace «llorando», pues los cambios exigidos por la conversión al reino de Dios hacen sufrir a muchos. Los profetas denuncian el pecado de la Iglesia llorando.

 
José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/33-tiempo-ordinario-c-lucas-215-19-3/

jueves, 6 de noviembre de 2025

Amigo de la vida

32 Tiempo ordinario – C (Lucas 20,27-38)
Evangelio del 9 / Nov / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-la-dedicacion-de-la-basilica-de-letran_2025-11-09/?occurrence=2025-11-09&nskip=56422

«Dios es amigo de la vida». Esta era una de las convicciones básicas de Jesús. Por eso, discutiendo un día con un grupo de saduceos, que negaban la resurrección, les confesó claramente su fe: «Dios no es Dios de muertos, sino de vivos».

Jesús no se puede ni imaginar que a Dios se le vayan muriendo sus criaturas; que, después de unos años de vida, la muerte le vaya dejando sin sus hijos e hijas queridos. No es posible. Dios es fuente inagotable de vida. Dios crea a los vivientes, los cuida, los defiende, se compadece de ellos y rescata su vida del pecado y de la muerte.

Probablemente Jesús no leyó nunca el libro de la Sabiduría, escrito hacia el año 50 a. C. en Alejandría, pero su mensaje acerca de Dios recuerda una página inolvidable de este sabio judío que escribe así: «Tú te compadeces de todos, porque lo puedes todo; cierras los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. ¿Cómo conservarían su existencia si tú no los hubieras creado?. Pero tú perdonas a todos porque son tuyos, Señor, amigo de la vida» (Sabiduría 11,23-26).

Dios es amigo de la vida. Por eso se compadece de todos los que no saben o no pueden vivir de manera digna. Llega incluso a «cerrar los ojos» a los pecados de los hombres para que descubran de nuevo el camino de la vida. No aborrece nada de lo que ha creado. Ama a todos los seres; de lo contrario no los hubiera hecho. Perdona a todos, se compadece de todos, quiere la vida de todos, porque todos son suyos.

¿Cómo no amamos con más pasión la creación entera?. ¿Por qué no cuidamos y defendemos con más fuerza la vida de todos los seres de tanta depredación y agresión?. ¿Por qué no nos compadecemos de tantos «excluidos» para los que este mundo no es su casa?. ¿Cómo podemos seguir pensando que nuestro bienestar es más importante que la vida de tantos hombres y mujeres que se sienten extraños y sin sitio en esta Tierra creada por Dios para ellos?. 

Es increíble que no captemos lo absurdo de nuestra religión cuando cantamos al Creador y Resucitador de la vida y, al mismo tiempo, contribuimos a generar hambre, sufrimiento y degradación en sus criaturas.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/32-tiempo-ordinario-c-lucas-2027-38-3/