Francisco apuesta por una
"teología profunda de la mujer" y a acompañar más que condenar.
Jueves, 19 de septiembre del 2013 - 18:56h.
EUROPA PRESS / Roma
El papa Francisco considera que la
Iglesia tiene el desafío de reflexionar sobre el "puesto específico" de la mujer en la Iglesia de forma que
también esté "allí donde se ejercita la autoridad en los diferentes
ámbitos de la Iglesia". Y al mismo tiempo invita a la
Iglesia a no hablar tanto del aborto, el
matrimonio homosexual o el uso de anticonceptivos.
Francisco recuerda que cuando era superior en la Compañía de Jesús en
Buenos Aires a los 36 años tomaba sus decisiones de manera "brusca y
personalista". Entonces, según cuenta, su forma "autoritaria y
rápida" de tomar decisiones le llevaron a tener problemas serios y a ser
acusado de ultraconservador cuando, en realidad, "jamás" ha sido
"de derechas".
Así lo indica en una entrevista publicada este jueves por dieciséis
revistas de cultura de la Compañía de
Jesús y realizada por el director de La Civiltà
Cattolica, el jesuita italiano Antonio Spadaro, que recoge un diálogo de más de
seis horas que se desarrolló a lo largo de tres sesiones los días 19, 23 y 29
de agosto. En España, la revista Razón
y Fe es la encargada de publicarla.
Así, preguntado por el papel de la mujer en la Iglesia, el Papa
Francisco apuesta por trabajar más hasta elaborar "una teología profunda
de la mujer" y por que "el genio femenino esté en los lugares donde
se toman las decisiones importantes". Así, subraya que "no hay que
confundir la función con la dignidad" pues María, una mujer, es "más
importante que los obispos". En este sentido, añade que es necesario
"ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la
Iglesia", critica los discursos que "a menudo se inspiran en una
ideología machista" y dice temer "la solución del machismo con
faldas, porque la mujer tiene una estructura diferente del varón".
Por otro lado, el Papa también declara que es necesario que la Iglesia
acompañe a las personas con misericordia independientemente de su condición.
"No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible.
Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero
si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya
conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es
necesario estar hablando de estas cosas sin cesar", apunta.
Además, apunta que "urge" que los sacerdotes
"curen" con su predicación "todo tipo de herida y cualquier
enfermedad" en lugar de dejarse envolver en pequeñas cosas, en pequeños
preceptos. Así, recuerda que en Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales, "verdaderos heridos sociales" que le decían que
"sienten que la Iglesia siempre les ha condenado" cuando, según
explica Francisco, "la Iglesia no quiere hacer eso".
"Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba
la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: 'Dime, Dios,
cuando mira a una persona homosexual, ¿Aprueba su existencia con afecto o la
rechaza y la condena?'. Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Es
nuestro deber acompañarlas a partir de su condición", remarca, al tiempo
que añade que el confesionario "no es una sala de tortura".
"Un nuevo equilibrio".
En cualquier caso, el Pontífice defiende que la religión tiene derecho
de expresar sus propias opiniones al servicio de las personas, pero que, como
Dios en la creación ha hecho libres a los hombres, "no es posible una
injerencia espiritual en la vida personal". Ante esta situación,
Francisco ve necesario que el anuncio misionero se concentre en "lo
esencial", que sea más sencillo, profundo e "irradiante" para
encontrar "un nuevo equilibrio" pues "de otra manera el edificio
moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes, de perder
la frescura y el perfume del Evangelio".
Por ello, considera que las reformas organizativas y estructurales son
"secundarias", es decir, que deben llegar tras la reforma de
"las actitudes" porque, a su juicio, "el pueblo de Dios necesita
pastores y no funcionarios clérigos de despacho".
En cuanto a su modo de gobernar, el Papa asegura que utiliza el
discernimiento para tomar decisiones, incluso aquéllas que afectan a su vida
más cotidiana, como el usar un coche modesto. "Son muchos, por poner un
ejemplo, los que creen que los cambios y las reformas pueden llegar en un
tiempo breve. Yo soy de la opinión de que se necesita tiempo para poner las
bases de un cambio verdadero y eficaz", apunta.
Además, en este discernimiento, cree que ayuda el diálogo y las
consultas, por ejemplo, en los consistorios y los sínodos que, a su parecer,
hace falta que tengan una forma "menos rígida" para poder realizar
consultas "reales, no formales". Concretamente, se refiere al comité
de ocho cardenales que le asesorarán en el gobierno de la Iglesia y revela que
su creación no fue solo fruto de su decisión sino de los cardenales.
No ser autoritario.
No obstante, Francisco admite que no siempre ha sido así y que ha
aprendido de sus errores. Así, recuerda que cuando era superior en la Compañía
de Jesús en Buenos Aires a los 36 años tomaba sus decisiones de manera
"brusca y personalista". Entonces, según cuenta, su forma
"autoritaria y rápida" de tomar decisiones le llevaron a tener
problemas serios y a ser acusado de ultraconservador cuando, en realidad,
"jamás" ha sido "de derechas".
Concretamente, sobre los dicasterios romanos, remarca que están al
servicio del Papa y de los obispos y que tienen que ayudar a las Iglesias
particulares. No obstante, advierte de que, en algunos casos, "cuando no
son bien entendidos, corren peligro de convertirse en organismos de
censura". De hecho, apunta que "impresiona ver las denuncias de falta
de ortodoxia que llegan a Roma".
En la entrevista, Francisco se confiesa un apasionado de Dostoyevsky,
Hölderlin, Caravaggio y Mozart, se define como un "indisciplinado
nato" y revela que a veces se duerme durante la oración vespertina, su
preferida. El Papa también aborda el tema del Concilio Vaticano II para
concretar que hay líneas de "continuidad y de discontinuidad" pero
que "la dinámica de lectura del Evangelio actualizada para hoy, propia del
Concilio, es absolutamente irreversible".
Para ver estas manifestaciones en el contexto de la entrevista firmada por el jesuíta Antonio Spadaro, director de la publiccación "La Civiltá Cattolica" pinchen sobre el siguiente enlace-web: http://www.razonyfe.org/images/stories/Entrevista_al_papa_Francisco.pdf
Para ver estas manifestaciones en el contexto de la entrevista firmada por el jesuíta Antonio Spadaro, director de la publiccación "La Civiltá Cattolica" pinchen sobre el siguiente enlace-web: http://www.razonyfe.org/images/stories/Entrevista_al_papa_Francisco.pdf
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