jueves, 16 de octubre de 2025

¿Hasta cuándo va a durar esto?

29 Tiempo ordinario – C (Lucas 18,1-8)
Publicado el 13/ Oct/ 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxix-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-10-19/?occurrence=2025-10-19&nskip=56401

La parábola es breve y se entiende bien. Ocupan la escena dos personajes que viven en la misma ciudad. Un «juez» al que le faltan dos actitudes consideradas básicas en Israel para ser humano. «No teme a Dios» y «no le importan las personas». Es un hombre sordo a la voz de Dios e indiferente al sufrimiento de los oprimidos.

La «viuda» es una mujer sola, privada de un esposo que la proteja y sin apoyo social alguno. En la tradición bíblica, estas «viudas» son, junto con los huérfanos y los extranjeros, el símbolo de las gentes más indefensas. Los más pobres de los pobres.

La mujer no puede hacer otra cosa sino presionar, moverse una y otra vez para reclamar sus derechos, sin resignarse a los abusos de su «adversario». Toda su vida se convierte en un grito: «Hazme justicia».

Durante un tiempo, el juez no reacciona. No se deja conmover; no quiere atender aquel grito incesante. Después reflexiona y decide actuar. No por compasión ni por justicia. Sencillamente para evitarse molestias y para que las cosas no vayan a más.

Si un juez tan mezquino y egoísta termina haciendo justicia a esta viuda, Dios, que es un Padre compasivo, atento a los más indefensos, «¿no hará justicia a sus elegidos, que le gritan día y noche?».

La parábola encierra antes que nada un mensaje de confianza. Los pobres no están abandonados a su suerte. Dios no es sordo a sus gritos. Está permitida la esperanza. Su intervención final es segura. Pero ¿no tarda demasiado?.

De ahí la pregunta inquietante del evangelio. Hemos de confiar; hemos de invocar a Dios de manera incesante y sin desanimarnos; hemos de «gritarle» que haga justicia a los que nadie defiende. Pero, «cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

¿Es nuestra oración un grito a Dios pidiendo justicia para los pobres del mundo o la hemos sustituido por otra, llena de nuestro propio yo?. ¿Resuena en nuestra liturgia el clamor de los que sufren o nuestro deseo de un bienestar siempre mejor y más seguro?. 


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/29-tiempo-ordinario-c-lucas-181-8-3/

jueves, 9 de octubre de 2025

Vida agradecida

28 Tiempo ordinario – C (Lucas 17,11-19)
Evangelio del 12 / Oct / 2025
[En España se celebra la Solemnidad de la Virgen del Pilar: Lucas 11,27-28]
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxviii-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-10-12/?occurrence=2025-10-12&nskip=56394

Hay quienes caminan por la vida con aire triste y amargado. Su mirada se fija siempre en lo desalentador. No tienen ojos para ver que, a pesar de todo, lo bueno abunda más que lo malo. No saben apreciar tantos gestos nobles, hermosos y admirables que suceden todos los días en cualquier parte del mundo. Tal vez lo ven todo oscuro porque proyectan sobre las cosas su propia oscuridad.

Otros viven siempre en actitud crítica. Se pasan la vida observando lo negativo que hay a su alrededor. Nada escapa a su juicio. Se consideran personas lúcidas, perspicaces y objetivas. Sin embargo nunca alaban, admiran o agradecen. Lo suyo es destacar el mal y condenar.

Otros hacen el recorrido de la vida indiferentes a todo. Sólo tienen ojos para lo que sirve a sus propios intereses. No se dejan sorprender por nada gratuito, no se dejan querer ni bendecir por nadie. Encerrados en su mundo, bastante tienen con defender su pequeño bienestar cada vez más triste y egoísta. De su corazón no brota nunca el agradecimiento.

Muchos viven de manera monótona y aburrida. Su vida es pura repetición: el mismo horario, el mismo trabajo, las mismas personas, la misma conversación. Nunca descubren un paisaje nuevo en sus vidas. Nunca estrenan día nuevo. Nunca les sucede algo diferente que renueve su espíritu. No saben amar de manera nueva a las personas. Su corazón no conoce la alabanza.

Para vivir de manera agradecida es necesario reconocer la vida como buena; mirar el mundo con amor y simpatía; limpiar la mirada cargada de negativismo, pesimismo o indiferencia para apreciar lo que hay de bueno, hermoso y admirable en las personas y en las cosas. Cuando san Pablo dice que «hemos sido creados para alabar la gloria de Dios», está diciendo cuál es el sentido y la razón más profunda de nuestra existencia. En el episodio narrado por Lucas, Jesús se extraña de que solo uno de los leprosos vuelva «dando gracias» y «alabando a Dios». Es el único que ha sabido sorprenderse por la curación y reconocerse agraciado.

José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/28-tiempo-ordinario-c-lucas-1711-19-3/

jueves, 2 de octubre de 2025

Fe más viva en Jesús

27 Tiempo ordinario – C (Lucas 17,5-10)
Evangelio del 5 / Oct / 2025 
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxvii-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-10-05/?occurrence=2025-10-05&nskip=56387

«Auméntanos la fe». Así le piden los apóstoles a Jesús: «Añádenos más fe a la que ya tenemos». Sienten que la fe que viven desde niños dentro de Israel es insuficiente. A esa fe tradicional han de añadirle «algo más» para seguir a Jesús. ¿Y quién mejor que él para darles lo que falta a su fe?.

Jesús les responde con un dicho un tanto enigmático: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esta morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y os obedecería». Los discípulos le están pidiendo una nueva dosis de fe, pero lo que necesitan no es eso. Su problema consiste en que la fe auténtica que hay en su corazón no llega ni a «un granito de mostaza».

Jesús les viene a decir: lo importante no es la cantidad de fe, sino la calidad. Que cuidéis dentro de vuestro corazón una fe viva, fuerte y eficaz. Para entendernos, una fe capaz de «arrancar» árboles como la higuera o sicómoro, símbolo de solidez y estabilidad, para «plantarlo» en medio del lago de Galilea.

Lo primero que necesitamos hoy los cristianos no es «aumentar» nuestra fe en toda la doctrina que hemos ido formulando a lo largo de los siglos. Lo decisivo es reavivar en nosotros una fe viva y fuerte en Jesús. Lo importante no es creer cosas, sino creerle a él.

Jesús es lo mejor que tenemos en la Iglesia, y lo mejor que podemos ofrecer y comunicar al mundo de hoy. Por eso nada hay más urgente y decisivo para los cristianos que poner a Jesús en el centro del cristianismo, es decir, en el centro de nuestras comunidades y nuestros corazones.

Para ello necesitamos conocerlo de manera más viva y concreta, comprender mejor su proyecto, captar bien su intención de fondo, sintonizar con él, recuperar el «fuego» que él encendió en sus primeros seguidores, contagiarnos de su pasión por Dios y su compasión por los últimos. Si no es así, nuestra fe seguirá más pequeña que «un granito de mostaza». No «arrancará» árboles ni «plantará» nada nuevo.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/27-tiempo-ordinario-c-lucas-175-10-3/

jueves, 25 de septiembre de 2025

Acercarnos

26 Tiempo ordinario – C (Lucas 16,19-31)
Evangelio del 28 / Sept / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxvi-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-09-28/?occurrence=2025-09-28&nskip=56380

El pobre Lázaro está allí mismo, muriéndose de hambre «junto a su puerta», pero el rico evita todo contacto y sigue viviendo «espléndidamente» ajeno a su sufrimiento. No atraviesa esa «puerta» que le acercaría al mendigo. Al final descubre horrorizado que se ha abierto entre ellos un «inmenso abismo». Esta parábola es la crítica más implacable de Jesús a la indiferencia ante el sufrimiento del hermano.

Junto a nosotros hay cada vez más inmigrantes. No son «personajes» de una parábola. Son hombres y mujeres de carne y hueso. Están aquí con sus angustias, necesidades y esperanzas. Sirven en nuestras casas, caminan por nuestras calles. ¿Estamos aprendiendo a acogerlos o seguimos viviendo nuestro pequeño bienestar indiferentes al sufrimiento de quienes nos resultan extraños?. Esta indiferencia solo se disuelve dando pasos que nos acerquen a ellos.

Podemos comenzar por aprovechar cualquier ocasión para tratar con alguno de ellos de manera amistosa y distendida, y conocer de cerca su mundo de problemas y aspiraciones. Qué fácil es descubrir que todos somos hijos e hijas de la misma Tierra y del mismo Dios.

Es elemental no reírnos de sus costumbres ni burlarnos de sus creencias. Pertenecen a lo más hondo de su ser. Muchos de ellos tienen un sentido de la vida, de la solidaridad, la fiesta o la acogida que nos sorprendería.

Hemos de evitar todo lenguaje discriminatorio para no despreciar ningún color, raza, creencia o cultura. Nos hace más humanos experimentar vitalmente la riqueza de la diversidad. Ha llegado el momento de aprender a vivir en el mundo como la «aldea global» o la «casa común» de todos.

Tienen defectos, pues son como nosotros. Hemos de exigir que respeten nuestra cultura, pero hemos de reconocer sus derechos a la legalidad, al trabajo, a la vivienda o la reagrupación familiar. Y antes aún luchar por romper ese «abismo» que separa hoy a los pueblos ricos de los pobres. Cada vez van a vivir más extranjeros con nosotros. Es una ocasión para aprender a ser más tolerantes, más justos y, en definitiva, más humanos.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/26-tiempo-ordinario-c-lucas-1619-31-3/

jueves, 18 de septiembre de 2025

La lógica de Jesús

25 Tiempo ordinario – C (Lucas 16,1-13)
Evangelio del 21 / Sept / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxv-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-09-21/?occurrence=2025-09-21&nskip=56373

Jesús era ya adulto cuando Antipas puso en circulación monedas acuñadas en Tiberíades. Sin duda, la monetización suponía un progreso en el desarrollo de Galilea, pero no logró promover una sociedad más justa y equitativa. Fue al revés.

Los ricos de las ciudades podían ahora operar mejor en sus negocios. La monetización les permitía «atesorar» monedas de oro y plata que les proporcionaban seguridad, honor y poder. Por eso llamaban a ese tesoro «mammona», dinero «que da seguridad».

Mientras tanto, los campesinos apenas podían hacerse con algunas monedas de bronce o cobre, de escaso valor. Era impensable atesorar mammona en una aldea. Bastante tenían con subsistir intercambiándose entre ellos sus modestos productos.

Como ocurre casi siempre, el progreso daba más poder a los ricos y hundía un poco más a los pobres. Así no era posible acoger el reino de Dios y su justicia. Jesús no se calló: «Ningún siervo puede servir a dos amos, pues se dedicará a uno y no hará caso del otro… No podéis servir a Dios y al Dinero (mammona)». Hay que escoger. No hay alternativa.

La lógica de Jesús es aplastante. Si uno vive subyugado por el Dinero, pensando solo en acumular bienes, no puede servir a ese Dios que quiere una vida más justa y digna para todos, empezando por los últimos.

Para ser de Dios no basta formar parte del pueblo elegido ni darle culto en el templo. Es necesario mantenerse libre ante el Dinero y escuchar su llamada a trabajar por un mundo más humano.

Algo falla en el cristianismo de los países ricos cuando somos capaces de afanarnos por acrecentar más y más nuestro bienestar sin sentirnos interpelados por el mensaje de Jesús y el sufrimiento de los pobres del mundo. Algo falla cuando pretendemos vivir lo imposible: el culto a Dios y el culto al Bienestar.

Algo va mal en la Iglesia de Jesús cuando, en vez de gritar con nuestra palabra y nuestra vida que no es posible la fidelidad a Dios y el culto a la riqueza, contribuimos a adormecer las conciencias desarrollando una religión burguesa y tranquilizadora.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/25-tiempo-ordinario-c-lucas-161-13-3

jueves, 11 de septiembre de 2025

El otro hijo

24 Tiempo ordinario – C (Lucas 15,1-32)
Evangelio del 14 / Sept / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-la-exaltacion-de-la-santa-cruz_2025-09-14/?occurrence=2025-09-14&nskip=56366

Sin duda, la parábola más cautivadora de Jesús es la del «padre bueno», mal llamada «parábola del hijo pródigo». Precisamente este «hijo menor» ha atraído casi siempre la atención de comentaristas y predicadores. Su vuelta al hogar y la acogida increíble del padre han conmovido a todas las generaciones cristianas.

Sin embargo, la parábola habla también del «hijo mayor», un hombre que permanece junto a su padre sin imitar la vida desordenada de su hermano lejos del hogar. Cuando le informan de la fiesta organizada por su padre para acoger al hijo perdido, queda desconcertado. El retorno del hermano no le produce alegría, como a su padre, sino rabia: «Se indigna y se niega a entrar» en la fiesta. Nunca se ha marchado de casa, pero ahora se siente como un extraño entre los suyos.

El padre sale a invitarlo con el mismo cariño con que ha acogido a su hermano. No le grita ni le da órdenes. Con amor humilde «trata de persuadirlo» para que entre en la fiesta de la acogida. Es entonces cuando el hijo explota, dejando al descubierto todo su resentimiento. Ha pasado toda su vida cumpliendo órdenes del padre, pero no ha aprendido a amar como ama él. Solo sabe exigir sus derechos y denigrar a su hermano.

Esta es la tragedia del hijo mayor. Nunca se ha marchado de casa, pero su corazón ha estado siempre lejos. Sabe cumplir mandamientos, pero no sabe amar. No entiende el amor de su padre a aquel hijo perdido. Él no acoge ni perdona, no quiere saber nada de su hermano. Jesús concluye su parábola sin satisfacer nuestra curiosidad: ¿entró en la fiesta o se quedó fuera?. 

Envueltos en la crisis religiosa de la sociedad moderna, nos hemos habituado a hablar de creyentes e increyentes, practicantes y alejados, matrimonios bendecidos por la Iglesia y parejas en situación irregular… Mientras nosotros seguimos clasificando a sus hijos e hijas, Dios nos sigue esperando a todos, pues no es propiedad solo de los buenos ni de los practicantes. Es Padre de todos.

El «hijo mayor» nos interpela a quienes creemos vivir junto a él. ¿Qué estamos haciendo los que no hemos abandonado la Iglesia?. ¿Asegurar nuestra supervivencia religiosa observando lo mejor posible lo prescrito o ser testigos del amor grande de Dios a todos sus hijos e hijas?. ¿Estamos construyendo comunidades abiertas que saben comprender, acoger y acompañar a quienes buscan a Dios entre dudas e interrogantes?. ¿Levantamos barreras o tendemos puentes?. ¿Les ofrecemos amistad o los miramos con recelo?.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/24-tiempo-ordinario-c-lucas-151-32-3

jueves, 4 de septiembre de 2025

Ídolos privados

23 Tiempo ordinario – C (Lucas 14,25-33)
Evangelio del 7 / Sept / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxiii-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-09-07/?occurrence=2025-09-07&nskip=56359

Hay algo que resulta escandaloso e insoportable a quien se acerca a Jesús desde el clima de autosuficiencia que se vive en la sociedad moderna. Jesús es radical a la hora de pedir una adhesión a su persona. Su discípulo ha de subordinarlo todo al seguimiento incondicional.

No se trata de un «consejo evangélico» para un grupo de cristianos selectos o una élite de esforzados seguidores. Es la condición indispensable de todo discípulo. Las palabras de Jesús son claras y rotundas. «El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

Todos sentimos en lo más hondo de nuestro ser el anhelo de libertad. Y, sin embargo, hay una experiencia que se sigue imponiendo generación tras generación: el ser humano parece condenado a ser «esclavo de ídolos». Incapaces de bastarnos a nosotros mismos, nos pasamos la vida buscando algo que responda a nuestras aspiraciones y deseos más fundamentales.

Cada uno buscamos un «dios» para vivir, algo que inconscientemente convertimos en lo esencial de nuestra vida: algo que nos domina y se adueña de nosotros. Buscamos ser libres y autónomos, pero, al parecer, no podemos vivir sin entregarnos a algún «ídolo», que determina nuestra vida entera.

Estos ídolos son muy diversos: dinero, éxito, poder, prestigio, sexo, tranquilidad, felicidad a toda costa… Cada uno sabe el nombre de su «dios privado», al que rinde secretamente su ser. Por eso, cuando en un gesto de «ingenua libertad» hacemos algo «porque nos da la gana», hemos de preguntarnos qué es lo que en aquel momento nos domina y a quién estamos obedeciendo en realidad.

La invitación de Jesús es provocativa. Solo hay un camino para crecer en libertad, y solo lo conocen quienes se atreven a seguir a Jesús incondicionalmente, colaborando con él en el proyecto del Padre: construir un mundo justo y digno para todos.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/23-tiempo-ordinario-c-lucas-1425-33-3

jueves, 28 de agosto de 2025

Gratis

22 Tiempo ordinario – C (Lucas 14,1.7-14)
Evangelio del 31 / Ago / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxii-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-08-31/?occurrence=2025-08-31&nskip=56352

Hay una «bienaventuranza» de Jesús que los cristianos hemos ignorado. «Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos. Dichoso tú si no pueden pagarte». En realidad se nos hace difícil entender estas palabras, pues el lenguaje de la gratuidad nos resulta extraño e incomprensible.

En nuestra «civilización del poseer», casi nada hay gratuito. Todo se intercambia, se presta, se debe o se exige. Nadie cree que «es mejor dar que recibir». Sólo sabemos prestar servicios remunerados y «cobrar intereses» por todo lo que hacemos a lo largo de los días.

Sin embargo, los momentos más intensos y culminantes de la vida son los que sabemos vivir la gratuidad. Solo en la entrega desinteresada se puede saborear el verdadero amor, el gozo, la solidaridad, la confianza mutua. Dice Gregorio Nacianzeno que «Dios ha hecho al hombre cantor de su irradiación», y, ciertamente, nunca el hombre es tan grande como cuando sabe irradiar amor gratuito y desinteresado.

¿No podríamos ser más generosos con quienes nunca nos podrán devolver lo que hagamos por ellos?. ¿No podríamos acercarnos a quienes viven solos y desvalidos, pensando solo en su bien?. ¿Viviremos siempre buscando nuestro interés?.

Acostumbrados a correr detrás de toda clase de goces y satisfacciones, ¿nos atreveremos a saborear la dicha oculta, pero auténtica, que se encierra en la entrega gratuita al que nos necesita? Ese seguidor fiel de Jesús que fue Charles Péguy vivía convencido de que, en la vida, «el que pierde, gana».


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/22-tiempo-ordinario-c-lucas-141-7-14-3

jueves, 21 de agosto de 2025

¿Qué tolerancia?

21 Tiempo ordinario – C (Lucas 13,22-30)
Evangelio del 24 / Ago / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxi-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-08-24/?occurrence=2025-08-24&nskip=56345

La tolerancia ocupa hoy un lugar eminente entre las virtudes más apreciadas en Occidente. Así lo confirman todas las encuestas. Ser tolerante es hoy un valor social cada vez más generalizado. Las jóvenes generaciones no soportan ya la intolerancia o la falta de respeto al otro.

Hemos de celebrar este nuevo clima social después de siglos de intolerancia y de violencia, perpetrada muchas veces en nombre de la religión o del dogma. Cómo se estremece hoy nuestra conciencia al leer obras como la excelente novela El hereje, de Miguel Delibes, y qué gozo experimenta nuestro corazón ante su canto apasionado a la tolerancia y a la libertad de pensamiento.

Todo ello no impide que seamos críticos con un tipo de «tolerancia» que más que virtud o ideal humano es desafección hacia los valores e indiferencia ante el sentido de cualquier proyecto humano: cada cual puede pensar lo que quiera y hacer lo que le dé la gana, pues poco importa lo que la persona haga con su vida. Esta «tolerancia» nace cuando faltan principios claros para distinguir el bien del mal o cuando las exigencias morales quedan diluidas o se mantienen bajo mínimos.

La verdadera tolerancia no es «nihilismo moral» ni cinismo o indiferencia ante la erosión actual de valores. Es respeto a la conciencia del otro, apertura a todo valor humano, interés por lo que hace al ser humano más digno de este nombre. La tolerancia es un gran valor no porque no haya verdad objetiva ni moral alguna, sino porque el mejor modo de acercarnos a ellas es el diálogo y la apertura mutua.

Cuando no es así, pronto queda desenmascarada. Se presume de tolerancia, pero se reproducen nuevas exclusiones y discriminaciones, se afirma el respeto a todos, pero se descalifica y ridiculiza a quien molesta. ¿Cómo explicar que, en una sociedad que se proclama tolerante, brote de nuevo la xenofobia o se alimente la burla de lo religioso?.

En la dinámica de la verdadera tolerancia hay un deseo de buscar siempre lo mejor para el ser humano. Ser tolerante es dialogar, buscar juntos, construir un futuro mejor sin despreciar ni excluir a nadie, pero no es irresponsabilidad, abandono de valores, olvido de las exigencias morales. La llamada de Jesús a entrar por la «puerta estrecha» no tiene nada que ver con un rigorismo crispado y estéril. Es una llamada a vivir sin olvidar las exigencias, a veces apremiantes, de toda vida digna del ser humano.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/21-tiempo-ordinario-c-lucas-1322-30-3

jueves, 14 de agosto de 2025

El fuego del amor

20 Tiempo ordinario – C (Lucas 12,49-53)
Evangelio del 17 / Ago / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xx-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-08-17/?occurrence=2025-08-17&nskip=56338

Da miedo pronunciar la palabra «amor». Está tan prostituida que en ella cabe lo mejor y lo peor, lo más sublime y lo más mezquino. Sin embargo, el amor está siempre en la fuente de toda vida sana, despertando y haciendo crecer lo mejor que hay en nosotros.

Cuando falta el amor, falta el fuego que mueve la vida. Sin amor, la vida se apaga, vegeta y termina extinguiéndose. El que no ama se cierra y se aísla cada vez más. Gira alocadamente sobre sus problemas y ocupaciones, queda aprisionado en las trampas del sexo, cae en la rutina del trabajo diario: le falta el motor que mueve la vida.

El amor está en el centro del Evangelio, no como una ley que hay que cumplir disciplinadamente, sino como el «fuego» que Jesús desea ver «ardiendo» sobre la Tierra, más allá de la pasividad, la mediocridad o la rutina del buen orden. Según el Profeta de Galilea, Dios está cerca de nosotros buscando hacer germinar, crecer y fructificar el amor y la justicia del Padre. Esta presencia de un Dios que no habla de venganza, sino de amor apasionado y de justicia fraterna, es lo más esencial del Evangelio.

Jesús contempla el mundo como lleno de la gracia y del amor del Padre. Esa fuerza creadora es como un poco de levadura que ha de ir fermentando la masa, un fuego encendido que ha de hacer arder al mundo entero. Jesús sueña con una familia humana habitada por el amor y la sed de justicia. Una sociedad que busca apasionadamente una vida más digna y feliz para todos.

El gran pecado de los seguidores de Jesús será siempre dejar que el fuego se apague: sustituir el ardor del amor por la doctrina religiosa, el orden o el cuidado del culto; reducir el cristianismo a una abstracción revestida de ideología; dejar que se pierda su poder transformador. Sin embargo, Jesús no se preocupó primordialmente de organizar una nueva religión ni de inventar una nueva liturgia, sino que alentó un «nuevo ser» (P. Tillich), el alumbramiento de un hombre nuevo movido radicalmente por el fuego del amor y la justicia.

José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/20-tiempo-ordinario-c-lucas-1249-53-3

jueves, 7 de agosto de 2025

No vivir dormidos

19 Tiempo ordinario – C (Lucas 12,32-48)
Evangelio del 10 / Ago / 2025
Lecturas:  https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xix-domingo-del-tiempo-ordinario-2025-08-10/?occurrence=2025-08-10&nskip=56331

Uno de los riesgos que nos amenazan hoy es caer en una vida superficial, mecánica, rutinaria, masificada… No es fácil escapar. Con el pasar de los años, los proyectos, las metas y los ideales de mucha gente terminan apagándose. No pocos terminan levantándose cada día solo para «ir tirando».

¿Dónde encontrar un principio humanizador, desalienante, capaz de liberarnos de la superficialidad, la masificación, el aturdimiento o el vacío interior?. 

Es sorprendente la insistencia con que Jesús habla de la vigilancia. Se puede decir que entiende la fe como una actitud vigilante que nos libera del sinsentido que domina a muchos hombres y mujeres, que caminan por la vida sin meta ni objetivo alguno.

Acostumbrados a vivir la fe como una tradición familiar, una herencia o una costumbre más, no somos capaces de descubrir toda la fuerza que encierra para humanizarnos y dar un sentido nuevo a nuestras vidas. Por eso es triste observar cómo bastantes hombres y mujeres abandonan una fe vivida de manera inconsciente y poco responsable para adoptar una actitud increyente tan inconsciente y poco responsable como su postura anterior.

La llamada de Jesús a la vigilancia nos llama a despertar de la indiferencia, la pasividad o el descuido con que vivimos con frecuencia nuestra fe. Para vivirla de manera lúcida necesitamos conocerla con más profundidad, confrontarla con otras actitudes posibles ante la vida, agradecerla y tratar de vivirla con todas sus consecuencias.

Entonces la fe es luz que inspira nuestros criterios de actuación, fuerza que impulsa nuestro compromiso de construir una sociedad más humana, esperanza que anima todo nuestro vivir diario.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/19-tiempo-ordinario-c-lucas-1232-48-3/

jueves, 31 de julio de 2025

De manera más sana

18 Tiempo ordinario – C (Lucas 12,13-21)
Evangelio del 3 / Ago / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xviii-domingo-del-tiempo-ordinario-2_2025-08-03/?occurrence=2025-08-03&nskip=56324

«Túmbate, come, bebe y date una buena vida»: esta consigna del hombre rico de la parábola evangélica no es nueva. Ha sido el ideal de no pocos a lo largo de la historia, pero hoy se vive a gran escala y bajo una presión social tan fuerte que es difícil cultivar un estilo de vida más sobrio y sano. 

Hace tiempo que la sociedad moderna ha institucionalizado el consumo: casi todo se orienta a disfrutar de productos, servicios y experiencias siempre nuevas. La consigna del bienestar es clara: «Date una buena vida». Lo que se nos ofrece a través de la publicidad es juventud, elegancia, seguridad, naturalidad, poder, bienestar, felicidad. La vida la hemos de alimentar en el consumo.

Otro factor decisivo en la marcha de la sociedad actual es la moda. Siempre ha habido en la historia de los pueblos corrientes y gustos fluctuantes. Lo nuevo es el «imperio de la moda», que se ha convertido en el guía principal de la sociedad moderna. Ya no son las religiones ni las ideologías las que orientan los comportamientos de la mayoría. La publicidad y la seducción de la moda están sustituyendo a la Iglesia, la familia o la escuela. Es la moda la que nos enseña a vivir y a satisfacer las «necesidades artificiales» del momento.

Otro rasgo que marca el estilo moderno de vida es la seducción de los sentidos y el cuidado de lo externo. Hay que atender al cuerpo, la línea, el peso, la gimnasia y los chequeos; hay que aprender terapias y remedios nuevos; hay que seguir de cerca los consejos médicos y culinarios. Hay que aprender a «sentirse bien» con uno mismo y con los demás; hay que saber moverse de manera hábil en el campo del sexo: conocer todas las formas de posible disfrute, gozar y acumular experiencias nuevas.

Sería un error «satanizar» esta sociedad que ofrece tantas posibilidades para cuidar las diversas dimensiones del ser humano y para desarrollar una vida integral e integradora. Pero no sería menos equivocado dejarnos arrastrar frívolamente por cualquier moda o reclamo, reduciendo la existencia a puro bienestar material. La parábola evangélica nos invita a descubrir la insensatez que se puede encerrar en este planteamiento de la vida.

Para acertar en la vida no basta pasarlo bien. El ser humano no es solo un animal hambriento de placer y bienestar. Está hecho también para cultivar el espíritu, conocer la amistad, experimentar el misterio de lo trascendente, agradecer la vida, vivir la solidaridad. Es inútil quejarnos de la sociedad actual. Lo importante es actuar de manera inteligente.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/18-tiempo-ordinario-c-lucas-1213-21-2

jueves, 24 de julio de 2025

Padre Nuestro

17 Tiempo ordinario – C (Lucas 11,1-13)
Evangelio del 27 / Jul / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xvii-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-07-27/?occurrence=2025-07-27&nskip=56317

Del Padrenuestro se ha dicho todo. Es la oración por excelencia. El mejor regalo que nos ha dejado Jesús. La invocación más sublime a Dios. Y, sin embargo, repetida una y otra vez por los cristianos puede convertirse en rezo rutinario, palabras que se repiten mecánicamente sin elevar el corazón a Dios.

Por eso es bueno que nos detengamos de vez en cuando a reflexionar sobre esta oración en la que se encierra toda la vida de Jesús. Pronto nos daremos cuenta de que solo la podemos rezar si vivimos con su Espíritu.

«Padre nuestro». Es el primer grito que brota del corazón humano cuando vive habitado no por el temor a Dios, sino por una confianza plena en su amor creador. Un grito en plural al que es Padre de todos. Una invocación que nos arraiga en la fraternidad universal y nos hace responsables ante todos los demás.

«Santificado sea tu Nombre». Esta primera petición no es una más. Es el alma de toda esta oración de Jesús, su aspiración suprema. Que el «nombre» de Dios, es decir, su misterio insondable, su amor y su fuerza salvadora se manifiesten en toda su gloria y su poder. Y esto dicho no en actitud pasiva, sino desde el compromiso de colaborar con nuestra propia vida a esa aspiración de Jesús.

«Venga tu reino». Que no reinen en el mundo la violencia y el odio destructor. Que reine Dios y su justicia. Que no reine el Primer Mundo sobre el Tercero, los europeos sobre los africanos, los poderosos sobre los débiles. Que no domine el varón a la mujer, ni el rico al pobre. Que se adueñe del mundo la verdad. Que se abran caminos a la paz, al perdón y a la verdadera liberación.

«Hágase tu voluntad». Que no encuentre tanto obstáculo y resistencia en nosotros. Que la humanidad entera obedezca a la llamada de Dios, que desde el fondo de la vida invita al ser humano a su verdadera salvación. Que mi vida sea hoy mismo búsqueda de esa voluntad de Dios.

«Danos el pan de cada día». El pan y lo que necesitamos para vivir de manera digna, no solo nosotros, sino todos los hombres y mujeres de la Tierra. Y esto dicho no desde el egoísmo acaparador o el consumismo irresponsable, sino desde la voluntad de compartir más lo nuestro con los necesitados.

«Perdónanos». El mundo necesita el perdón de Dios. Los seres humanos solo podemos vivir pidiendo perdón y perdonando. Quien renuncia a la venganza desde una actitud abierta al perdón se asemeja a Dios, el Padre bueno y perdonador.

«No nos dejes caer en la tentación». No se trata de las pequeñas tentaciones de cada día, sino de la gran tentación de abandonar a Dios, olvidar el Evangelio de Jesús y seguir un camino errado. Este grito de socorro queda resonando en nuestra vida. Dios está con nosotros frente a todo mal.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/17-tiempo-ordinario-c-lucas-111-13-3

jueves, 17 de julio de 2025

Una cosa necesaria

16 Tiempo ordinario – C (Lucas 10,38-42)
Evangelio del 20 / Jul / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xvi-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-07-20/?occurrence=2025-07-20&nskip=56310

Casi sin darnos cuenta, las actividades de cada día van modelando nuestra manera de ser. Si no somos capaces de vivir desde dentro, los acontecimientos cotidianos tiran de nosotros y nos llevan de un lado para otro, sin otro horizonte que la preocupación de cada día. Por eso es bueno que escuchemos las palabras de Jesús a aquella mujer tan activa y trabajadora: «Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas, y solo una es necesaria».

Agitados por tantas ocupaciones y preocupaciones, necesitamos tomarnos de vez en cuando un tiempo de descanso para sentirnos de nuevo vivos. Pero necesitamos además pararnos y encontrar el sosiego necesario para recordar de nuevo «lo importante» de la vida.

Las vacaciones tendrían para nosotros un contenido nuevo y enriquecedor si fuéramos capaces de responder a estas dos sencillas preguntas: ¿cuáles son las pequeñas cosas de la vida que la falta de sosiego, de silencio y de oración han agrandado indebidamente hasta llegar a matar en mí el gozo de vivir?, ¿cuáles son las cosas importantes a las que he dedicado poco tiempo, empobreciendo así mi vida diaria?.

En el silencio y la paz del descanso podemos encontrarnos más fácilmente con nuestra propia verdad, pues volvemos a ver las cosas tal como son. Y podemos también encontrarnos con Dios para descubrir en él no solo la fuerza para seguir luchando, sino también la fuente última de la paz.

Recordemos la experiencia de «abandono en Dios» predicada con tanta hondura por el Maestro Eckhart y tan bellamente comentada por Dorothee Sölle: «No necesito aferrarme a mí, puesto que soy sostenido. No necesito cargar con el peso, porque soy soportado. Puedo salir de mí mismo y entregarme».

Cuando somos capaces de encontrar en Dios nuestro descanso y nuestra paz interior, la vacación se convierte en gracia. Tal vez una de las mayores gracias que podemos recibir en medio de nuestra vida tan agitada y nerviosa.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/16-tiempo-ordinario-c-lucas-1038-42-3/

jueves, 10 de julio de 2025

Sin rodeos

15 Tiempo ordinario – C (Lucas 10,25-37)
Evangelio del 13 / Jul / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xv-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-07-13/?occurrence=2025-07-13&nskip=56303

No es necesario un análisis muy profundo para descubrir las actitudes de autodefensa, recelo y evasión que adoptamos ante las personas que pueden turbar nuestra tranquilidad. Cuántos rodeos para evitar a quienes nos resultan molestos o incómodos. Cómo apresuramos el paso para no dejarnos alcanzar por quienes nos agobian con sus problemas, penas y sinsabores.

Se diría que vivimos en actitud de guardia permanente ante quien puede amenazar nuestra felicidad. Y, cuando no encontramos otra manera mejor de justificar nuestra huida ante personas que nos necesitan, siempre podemos recurrir al hecho de que «estamos muy ocupados».

Qué actualidad cobra la «parábola del samaritano» en esta sociedad de hombres y mujeres que corren cada uno a sus ocupaciones, se agitan tras sus propios intereses y gritan cada uno sus propias reivindicaciones.

Según Jesús, solo hay una manera de «ser humano». Y no es la del sacerdote o el levita, que ven al necesitado y «dan un rodeo» para seguir su camino, sino la del samaritano, que camina por la vida con los ojos y el corazón bien abiertos para detenerse ante quien puede necesitar su ayuda.

Cuando escuchamos sinceramente las palabras de Jesús, sabemos que nos está llamando –a pasar de la hostilidad– a la hospitalidad. Sabemos que nos urge a vivir de otra manera, creando en nuestra vida un espacio más amplio para quienes nos necesitan. No podemos escondernos detrás de «nuestras ocupaciones» ni refugiarnos en hermosas teorías.

Quien ha comprendido la fraternidad cristiana sabe que todos somos «compañeros de viaje» que compartimos la misma condición de seres frágiles que nos necesitamos unos a otros. Quien vive atento al hermano necesitado que encuentra en su camino descubre un gusto nuevo a la vida. Según Jesús, «heredará vida eterna».


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/15-tiempo-ordinario-c-lucas-1025-37-3/

jueves, 3 de julio de 2025

Con medios pobres

14 Tiempo ordinario – C (Lucas 10,1-12.17-20)
Evangelio del 6 / Jul / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/evangelio-del-dia-2025-07-06/?occurrence=2025-07-06&nskip=56296

Con frecuencia entendemos el acto evangelizador de manera excesivamente doctrinal. Llevar el Evangelio sería dar a conocer la doctrina de Jesús a quienes todavía no la conocen o la conocen de manera insuficiente.

Si entendemos las cosas así, las consecuencias son evidentes. Necesitaremos antes que nada «medios de poder» con los que asegurar la propagación de nuestro mensaje frente a otras ideologías, modas y corrientes de opinión.

Además serán necesarios cristianos bien formados, que conozcan bien la doctrina y sean capaces de transmitirla de manera persuasiva y convincente. Necesitaremos también estructuras, técnicas y pedagogías adecuadas para propagar el mensaje cristiano.

En definitiva, será importante el número de personas preparadas que, con los mejores medios, lleguen a convencer al mayor número de personas. Todo esto es muy razonable y encierra, sin duda, grandes valores. Pero, cuando se ahonda un poco en la actuación de Jesús y en su acción evangelizadora, las cosas cambian bastante.

El Evangelio no es solo ni sobre todo una doctrina. El Evangelio es la persona de Jesús: la experiencia humanizadora, salvadora, liberadora que comenzó con él. Por eso evangelizar no es solo propagar una doctrina, sino hacer presente en el corazón mismo de la sociedad y de la vida la fuerza salvadora de la persona de Jesucristo. Y esto no se puede hacer de cualquier manera.

Para hacer presente esa experiencia liberadora, los medios más adecuados no son los de poder, sino los medios pobres de los que se sirvió el mismo Jesús: amor solidario a los más abandonados, acogida a cada persona, ofrecimiento del perdón de Dios, creación de una comunidad fraterna, defensa de los últimos…

Entonces, lo importante es contar con testigos en cuya vida se pueda percibir la fuerza humanizadora que encierra la persona de Jesús cuando es acogida de manera responsable. La formación doctrinal es importante, pero solo cuando alimenta una vida más evangélica.

El testimonio tiene primacía absoluta. Las estructuras son necesarias precisamente para sostener la vida y el testimonio de los seguidores de Jesús. Por eso lo más importante no es tampoco el número, sino la calidad de vida evangélica que puede irradiar una comunidad.

Quizá debamos escuchar con más atención las palabras de Jesús a sus enviados: «No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias». Llevad con vosotros mi Espíritu.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/14-tiempo-ordinario-c-lucas-101-12-17-20-3/

jueves, 26 de junio de 2025

Seguir a Jesús

13 Tiempo ordinario – C (Lucas 9,51-62)
Evangelio del 29 / Jun / 202¡5
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/evangelio-del-domingo-2025-06-29/?occurrence=2025-06-29&nskip=56289

«Seguir» a Jesús es una metáfora que los discípulos aprendieron por los caminos de Galilea. Para ellos significa en concreto: no perder de vista a Jesús; no quedarse parados lejos de él; caminar, moverse y dar pasos tras él. «Seguir» a Jesús exige una dinámica de movimiento. Por eso el inmovilismo dentro de la Iglesia es una enfermedad mortal: mata la pasión por seguir a Jesús compartiendo su vida, su causa y su destino.

Las primeras generaciones cristianas nunca olvidan que ser cristiano es «seguir» a Jesús y vivir como él. Esto es lo fundamental. Por eso Lucas le da tanta importancia a tres dichos de Jesús.

Primer dicho. A uno que se le acerca decidido a seguirle Jesús le advierte así: «El Hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza». El instinto por sobrevivir en medio de la sociedad moderna nos está llevando hoy a los cristianos a buscar seguridad. La jerarquía se afana por recuperar un apoyo social que va decreciendo. Las comunidades cristianas pierden peso y fuerza para influir en el ambiente. No sabemos «dónde reclinar la cabeza». Es el momento de aprender a seguir a Jesús de manera más humilde y vulnerable, pero también más auténtica y real.

Segundo dicho. A uno que le pide ir antes a enterrar a su padre Jesús le dice: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios». En la Iglesia vivimos con frecuencia distraídos por costumbres y obligaciones que provienen del pasado, pero no ayudan a generar hoy vida evangélica. Hay pastores que se sienten como «muertos que se dedican a enterrar muertos». Es el momento de volver a Jesús y buscar primero el reino de Dios. Sólo así nos colocaremos en la verdadera perspectiva para entender y vivir la fe como quería él.

Tercer dicho. A otro le dice: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios». Mirando solo para atrás no es posible anunciar el reino de Dios. Cuando se ahoga la creatividad o se mata la imaginación evangélica, cuando se controla toda novedad como peligrosa y se promueve una religión estática, estamos impidiendo el seguimiento vivo a Jesús. Es el momento de buscar, una vez más, «vino nuevo en odres nuevos». Lo pedía Jesús.

José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/13-tiempo-ordinario-c-lucas-951-62-3/

jueves, 19 de junio de 2025

Compartir lo nuestro con los necesitados

Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo – C (Lucas 9,11b-17)
Evangelio del 22 / Jun / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-de-la-solemnidad-del-cuerpo-y-la-sangre-de-cristo/?occurrence=2025-06-22&nskip=56282

Dos eran los problemas más angustiosos en las aldeas de Galilea: el hambre y las deudas. Era lo que más hacía sufrir a Jesús. Cuando sus discípulos le pidieron que les enseñara a orar, a Jesús le salieron desde muy dentro las dos peticiones: «Padre, danos hoy el pan necesario»«Padre, perdónanos nuestras deudas, pues también nosotros perdonamos a los que nos deben algo».

¿Qué podían hacer contra el hambre que los destruía y contra las deudas que los llevaban a perder sus tierras?. Jesús veía con claridad la voluntad de Dios: compartir lo poco que tenían y perdonarse mutuamente las deudas. Sólo así nacería un mundo nuevo.

Las fuentes cristianas han conservado el recuerdo de una comida memorable con Jesús. Fue al descampado y tomó parte mucha gente. Es difícil reconstruir lo que sucedió. El recuerdo que quedó fue este: entre la gente solo recogieron «cinco panes y dos peces», pero compartieron lo poco que tenían y, con la bendición de Jesús, pudieron comer todos.

Al comienzo del relato se produce un diálogo muy esclarecedor. Al ver que la gente tiene hambre, los discípulos proponen la solución más cómoda y menos comprometida; «que vayan a las aldeas y se compren algo de comer»; que cada uno resuelva sus problemas como pueda. Jesús les replica llamándolos a la responsabilidad; «Dadles vosotros de comer»; no dejéis a los hambrientos abandonados a su suerte.

No lo hemos de olvidar. Si vivimos de espaldas a los hambrientos del mundo, perdemos nuestra identidad cristiana; no somos fieles a Jesús; a nuestras comidas eucarísticas les falta su sensibilidad y su horizonte, les falta su compasión. ¿Cómo se transforma una religión como la nuestra en un movimiento de seguidores más fiel a Jesús?.

Lo primero es no perder su perspectiva fundamental: dejarnos afectar más y más por el sufrimiento de quienes no saben lo que es vivir con pan y dignidad. Lo segundo, comprometernos en pequeñas iniciativas, concretas, modestas, parciales, que nos enseñan a compartir y nos identifican más con el estilo de Jesús.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/santisimo-cuerpo-y-sangre-de-cristo-c-lucas-911b-17-2/

jueves, 12 de junio de 2025

¿Es necesario creer en la Santísima Trinidad?

 

Santísima Trinidad – C (Juan 16,12-15)
Evangelio del 15 / Jun / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-la-santisima-trinidad-3_2025-06-15/?occurrence=2025-06-15&nskip=56275

¿Es necesario creer en la Trinidad?, ¿se puede?, ¿sirve para algo?, ¿no es una construcción intelectual innecesaria?, ¿cambia en algo nuestra fe si no creemos en el Dios trinitario?. Hace dos siglos, el célebre filósofo Immanuel Kant escribía estas palabras: «Desde el punto de vista práctico, la doctrina de la Trinidad es perfectamente inútil».

Nada más lejos de la realidad. La fe en la Trinidad cambia no sólo nuestra visión de Dios, sino también nuestra manera de entender la vida. Confesar la Trinidad de Dios es creer que Dios es un misterio de comunión y de amor. No un ser cerrado e impenetrable, inmóvil e indiferente. Su intimidad misteriosa es sólo amor y comunicación. Consecuencia: en el fondo último de la realidad, dando sentido y existencia a todo, no hay sino Amor. Todo lo que existe viene del Amor. 

El Padre es Amor originario, la fuente de todo amor. Él empieza el amor. «Sólo él empieza a amar sin motivos; es más, es él quien desde siempre ha empezado a amar» (Eberhard Jüngel). El Padre ama desde siempre y para siempre, sin ser obligado ni motivado desde fuera. Es el «eterno Amante». Ama y seguirá amando siempre. Nunca nos retirará su amor y fidelidad. De él solo brota amor. Consecuencia: creados a su imagen, estamos hechos para amar. Solo amando acertamos en la existencia. 

El ser del Hijo consiste en recibir el amor del Padre. Él es el «Amado eternamente», antes de la creación del mundo. El Hijo es el Amor que acoge, la respuesta eterna al amor del Padre. El misterio de Dios consiste, pues, en dar y también en recibir amor. En Dios, dejarse amar no es menos que amar. ¡Recibir amor es también divino! Consecuencia: creados a imagen de ese Dios, estamos hechos no solo para amar, sino para ser amados.

El Espíritu Santo es la comunión del Padre y del Hijo. Él es el Amor eterno entre el Padre amante y el Hijo amado, el que revela que el amor divino no es posesión celosa del Padre ni acaparamiento egoísta del Hijo. El amor verdadero es siempre apertura, don, comunicación desbordante. Por eso, el Amor de Dios no se queda en sí mismo, sino que se comunica y se extiende hasta sus criaturas. «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Romanos 5,5). Consecuencia: creados a imagen de ese Dios, estamos hechos para amarnos, sin acaparar y sin encerrarnos en amores ficticios y egoístas. 

José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/santisima-trinidad-c-juan-1612-15-2/