jueves, 30 de octubre de 2025

La salvación del rico

31 Tiempo ordinario – C (Lucas 19,1-10)
Evangelio del 2 / Nov / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxxi-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-11-02/?occurrence=2025-11-02&nskip=56415

Son bastantes los cristianos de posición acomodada que se sienten molestos por esta «moda» que ha entrado en la Iglesia de hablar tanto de los pobres. No entienden que el Evangelio pueda ser buena noticia solo para ellos. Y, por tanto, solo pueda ser escuchado por los ricos como amenaza para sus intereses y como interpelación de su riqueza.

Les parece que todo esto no es sino demagogia barata, ideologización ilegítima del Evangelio y, en definitiva, «hacer política de izquierdas». Porque, vamos a ver: ¿no se acercaba Jesús a todos por igual?. ¿No acogía a pobres y a ricos con el mismo amor? ¿No ofreció a todos la salvación?.

Ciertamente, Jesús se acerca a todos ofreciendo la salvación. Pero no de la misma manera. Y, en concreto, a los ricos se les acerca para «salvarlos» antes que nada de sus riquezas.

En Jericó, Jesús se hace hospedar en casa de un rico. El hombre lo recibe con alegría. Es un honor para él acoger al Maestro de Nazaret. Al encontrarse con Jesús y escuchar su mensaje, el rico va a cambiar. Descubre que lo importante no es acaparar, sino compartir, y decide dar la mitad de sus bienes a los pobres. Descubre que tiene que hacer justicia a los que ha robado, y se compromete a restituir con creces. Solo entonces Jesús proclama: «Hoy ha sido la salvación de esta casa».

Al rico no se le ofrece otro camino de salvación sino el de compartir lo que posee con los pobres que lo necesitan. Es la única «inversión cristianamente rentable» que puede hacer con sus bienes.

La razón es sencilla. No es posible un mundo más fraterno si los ricos no cambian de actitud y aceptan reducir sus bienes en beneficio de los empobrecidos por el actual sistema económico.

Este es el camino de salvación que se les ofrece a los ricos. «Ellos sólo pueden recibir ayuda cuando reconocen su propia pobreza y están dispuestos a entrar en la comunidad de los pobres, especialmente de aquellos que ellos mismos han reducido a la miseria por la violencia» (Jürgen Moltmann).


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/31-tiempo-ordinario-c-lucas-191-10-3/

jueves, 23 de octubre de 2025

Para inaceptables

30 Tiempo ordinario – C (Lucas 18,9-14)
Evangelio del 26 / Oct / 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxx-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-10-26/?occurrence=2025-10-26&nskip=56408 

Hay una frase de Jesús que sin duda refleja una convicción y un estilo de actuar que sorprendieron y escandalizaron a sus contemporáneos: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos… Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». El dato es histórico: Jesús no se dirigió a los sectores piadosos, sino a los indignos e indeseables.

La razón es sencilla. Jesús capta rápidamente que su mensaje es superfluo para quienes viven seguros y satisfechos en su propia religión. Los «justos» apenas tienen sensación de estar necesitados de «salvación». Les basta la tranquilidad que proporciona sentirse dignos ante Dios y ante la consideración de los demás.

Lo dice gráficamente Jesús: a un individuo lleno de salud y fortaleza no se le ocurre acudir al médico. ¿Para qué necesitan el perdón de Dios los que, en el fondo de su ser, se sienten inocentes?, ¿cómo van a agradecer su amor inmenso y su comprensión inagotable quienes se sienten «protegidos» ante él por la observancia escrupulosa de sus leyes?.

El que se siente pecador vive una experiencia diferente. Tiene conciencia clara de su miseria. Sabe que no puede presentarse con suficiente dignidad ante nadie; tampoco ante Dios; ni siquiera ante sí mismo. ¿Qué puede hacer sino esperarlo todo del perdón de Dios?. ¿Dónde va a encontrar salvación si no es abandonándose confiadamente a su amor infinito?.

Yo no sé quién puede llegar a leer estas líneas. En estos momentos pienso en los que os sentís incapaces de vivir de acuerdo con las normas que impone la sociedad; los que no tenéis fuerzas para vivir el ideal moral que establece la religión; los que estáis atrapados en una vida indigna; los que no os atrevéis a mirar a los ojos a vuestra esposa ni a vuestros hijos; los que salís de la cárcel para volver de nuevo a ella; las que no podéis escapar de la prostitución… No lo olvidéis nunca: Jesús ha venido para vosotros.

Cuando os veáis juzgados por la Ley, sentíos comprendidos por Dios; cuando os veáis rechazados por la sociedad, sabed que Dios os acoge; cuando nadie os perdone vuestra indignidad, sentid el perdón inagotable de Dios. No lo merecéis. No lo merecemos nadie. Pero Dios es así: amor y perdón. Vosotros lo podéis disfrutar y agradecer. No lo olvidéis nunca: según Jesús, solo salió limpio del templo aquel publicano que se golpeaba el pecho diciendo: «¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador».


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/30-tiempo-ordinario-c-lucas-189-14-3/

jueves, 16 de octubre de 2025

¿Hasta cuándo va a durar esto?

29 Tiempo ordinario – C (Lucas 18,1-8)
Publicado el 13/ Oct/ 2025
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxix-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-10-19/?occurrence=2025-10-19&nskip=56401

La parábola es breve y se entiende bien. Ocupan la escena dos personajes que viven en la misma ciudad. Un «juez» al que le faltan dos actitudes consideradas básicas en Israel para ser humano. «No teme a Dios» y «no le importan las personas». Es un hombre sordo a la voz de Dios e indiferente al sufrimiento de los oprimidos.

La «viuda» es una mujer sola, privada de un esposo que la proteja y sin apoyo social alguno. En la tradición bíblica, estas «viudas» son, junto con los huérfanos y los extranjeros, el símbolo de las gentes más indefensas. Los más pobres de los pobres.

La mujer no puede hacer otra cosa sino presionar, moverse una y otra vez para reclamar sus derechos, sin resignarse a los abusos de su «adversario». Toda su vida se convierte en un grito: «Hazme justicia».

Durante un tiempo, el juez no reacciona. No se deja conmover; no quiere atender aquel grito incesante. Después reflexiona y decide actuar. No por compasión ni por justicia. Sencillamente para evitarse molestias y para que las cosas no vayan a más.

Si un juez tan mezquino y egoísta termina haciendo justicia a esta viuda, Dios, que es un Padre compasivo, atento a los más indefensos, «¿no hará justicia a sus elegidos, que le gritan día y noche?».

La parábola encierra antes que nada un mensaje de confianza. Los pobres no están abandonados a su suerte. Dios no es sordo a sus gritos. Está permitida la esperanza. Su intervención final es segura. Pero ¿no tarda demasiado?.

De ahí la pregunta inquietante del evangelio. Hemos de confiar; hemos de invocar a Dios de manera incesante y sin desanimarnos; hemos de «gritarle» que haga justicia a los que nadie defiende. Pero, «cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

¿Es nuestra oración un grito a Dios pidiendo justicia para los pobres del mundo o la hemos sustituido por otra, llena de nuestro propio yo?. ¿Resuena en nuestra liturgia el clamor de los que sufren o nuestro deseo de un bienestar siempre mejor y más seguro?. 


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/29-tiempo-ordinario-c-lucas-181-8-3/

jueves, 9 de octubre de 2025

Vida agradecida

28 Tiempo ordinario – C (Lucas 17,11-19)
Evangelio del 12 / Oct / 2025
[En España se celebra la Solemnidad de la Virgen del Pilar: Lucas 11,27-28]
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxviii-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-10-12/?occurrence=2025-10-12&nskip=56394

Hay quienes caminan por la vida con aire triste y amargado. Su mirada se fija siempre en lo desalentador. No tienen ojos para ver que, a pesar de todo, lo bueno abunda más que lo malo. No saben apreciar tantos gestos nobles, hermosos y admirables que suceden todos los días en cualquier parte del mundo. Tal vez lo ven todo oscuro porque proyectan sobre las cosas su propia oscuridad.

Otros viven siempre en actitud crítica. Se pasan la vida observando lo negativo que hay a su alrededor. Nada escapa a su juicio. Se consideran personas lúcidas, perspicaces y objetivas. Sin embargo nunca alaban, admiran o agradecen. Lo suyo es destacar el mal y condenar.

Otros hacen el recorrido de la vida indiferentes a todo. Sólo tienen ojos para lo que sirve a sus propios intereses. No se dejan sorprender por nada gratuito, no se dejan querer ni bendecir por nadie. Encerrados en su mundo, bastante tienen con defender su pequeño bienestar cada vez más triste y egoísta. De su corazón no brota nunca el agradecimiento.

Muchos viven de manera monótona y aburrida. Su vida es pura repetición: el mismo horario, el mismo trabajo, las mismas personas, la misma conversación. Nunca descubren un paisaje nuevo en sus vidas. Nunca estrenan día nuevo. Nunca les sucede algo diferente que renueve su espíritu. No saben amar de manera nueva a las personas. Su corazón no conoce la alabanza.

Para vivir de manera agradecida es necesario reconocer la vida como buena; mirar el mundo con amor y simpatía; limpiar la mirada cargada de negativismo, pesimismo o indiferencia para apreciar lo que hay de bueno, hermoso y admirable en las personas y en las cosas. Cuando san Pablo dice que «hemos sido creados para alabar la gloria de Dios», está diciendo cuál es el sentido y la razón más profunda de nuestra existencia. En el episodio narrado por Lucas, Jesús se extraña de que solo uno de los leprosos vuelva «dando gracias» y «alabando a Dios». Es el único que ha sabido sorprenderse por la curación y reconocerse agraciado.

José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/28-tiempo-ordinario-c-lucas-1711-19-3/

jueves, 2 de octubre de 2025

Fe más viva en Jesús

27 Tiempo ordinario – C (Lucas 17,5-10)
Evangelio del 5 / Oct / 2025 
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xxvii-domingo-del-tiempo-ordinario-3_2025-10-05/?occurrence=2025-10-05&nskip=56387

«Auméntanos la fe». Así le piden los apóstoles a Jesús: «Añádenos más fe a la que ya tenemos». Sienten que la fe que viven desde niños dentro de Israel es insuficiente. A esa fe tradicional han de añadirle «algo más» para seguir a Jesús. ¿Y quién mejor que él para darles lo que falta a su fe?.

Jesús les responde con un dicho un tanto enigmático: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esta morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y os obedecería». Los discípulos le están pidiendo una nueva dosis de fe, pero lo que necesitan no es eso. Su problema consiste en que la fe auténtica que hay en su corazón no llega ni a «un granito de mostaza».

Jesús les viene a decir: lo importante no es la cantidad de fe, sino la calidad. Que cuidéis dentro de vuestro corazón una fe viva, fuerte y eficaz. Para entendernos, una fe capaz de «arrancar» árboles como la higuera o sicómoro, símbolo de solidez y estabilidad, para «plantarlo» en medio del lago de Galilea.

Lo primero que necesitamos hoy los cristianos no es «aumentar» nuestra fe en toda la doctrina que hemos ido formulando a lo largo de los siglos. Lo decisivo es reavivar en nosotros una fe viva y fuerte en Jesús. Lo importante no es creer cosas, sino creerle a él.

Jesús es lo mejor que tenemos en la Iglesia, y lo mejor que podemos ofrecer y comunicar al mundo de hoy. Por eso nada hay más urgente y decisivo para los cristianos que poner a Jesús en el centro del cristianismo, es decir, en el centro de nuestras comunidades y nuestros corazones.

Para ello necesitamos conocerlo de manera más viva y concreta, comprender mejor su proyecto, captar bien su intención de fondo, sintonizar con él, recuperar el «fuego» que él encendió en sus primeros seguidores, contagiarnos de su pasión por Dios y su compasión por los últimos. Si no es así, nuestra fe seguirá más pequeña que «un granito de mostaza». No «arrancará» árboles ni «plantará» nada nuevo.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/27-tiempo-ordinario-c-lucas-175-10-3/