- Frente a la idea de que la caída de Felipe González se debió al desgaste por los casos de corrupción y las promesas incumplidas, habrá que buscar sus causas en la agudización de la lucha inter-imperialista tras la caída de la URSS y la forma particular en que el gobierno de Felipe González busca una nueva posición de España en el sistema de alianzas norteamericano en Europa.
- A diferencia de anteriores reconducciones contra personajes que provenían de un Régimen insuficientemente controlado (Carrero, Suárez), en esta tercera era ya contra un político proveniente del nuevo régimen, cortado según el patrón norteamericano pero al que, sin embargo, su imbatibilidad en las urnas había dotado de una autonomía excesiva.
Es la época de los grandes escándalos (1991-1994), del
GAL, de Filesa, de los hermanos Guerra, de la
“beautiful people”, de Roldán,
del BOE, del Banco de España (Mariano Rubio), del CESID (Manglano, Perote); la época de la guerra de dosieres con el
fin de aupar al Partido Popular de Aznar, con una clara orientación pro- norteamericana al gobierno de la nación.
7.- La realización del referéndum de la OTAN, en 1986 y en plena Guerra Fría, fue una conquista antihegemonista de primera magnitud, fruto de una larga y continuada lucha popular durante más de seis años.
- Nunca antes, ni después, en el mundo, una superpotencia hegemonista se ha visto obligada a someter a referéndum uno de proyectos más importantes de su estrategia militar global, teniéndosela que jugar a una carta y sin estar seguros de su resultado.
En esta conquista la persistente actuación de nuestro
partido jugó un papel decisivo. No sólo la iniciamos, mientras el resto de fuerzas de izquierdas planteaba como
objetivos la lucha contra el paro, el divorcio o el aborto, etc. sino que
marcamos unos objetivos y orientación justas y
revolucionarias:
Dos posiciones antagónicas se dieron en la lucha contra la OTAN, dos posiciones antagónicas en los objetivos, en el contenido y en la orientación. Por un lado nuestro partido y el CDS, por otro el PCE y el resto de fuerzas de izquierdas. Esta contradicción recorría los organismos unitarios. Tanto la Mesa por el Referéndum como la Coordinadora Estatal de Organizaciones Pacifistas.
Situamos el objetivo concreto de exigir el Referéndum frente a exigir “OTAN no, bases fuera”. Dar la batalla contra la OTAN y darla para ganarla exigía golpear al proyecto del hegemonismo en su punto más débil: meternos en la OTAN con la oposición mayoritaria del país, y en consecuencia la exigencia democrática tenía que ser la realización de un Referéndum donde el pueblo decidiera en un asunto de tanta trascendencia ya que esto era lo que unía a todos los demócratas, al 90% del país. Este tenía que ser el objetivo. Referéndum sí. La otra línea unía el OTAN no con Bases fuera, reduciendo el ámbito sólo a las posiciones anti-yanquis radicalizadas.
Propusimos un contenido anti-hegemonista de neutralidad y de independencia nacional con la consigna Ni Yanquis, Ni Rusos, frente al contenido pro-soviético de una “sopa de siglas” que abarcaba el ensalzamiento de la URSS como garante de la paz mundial hasta el silencio vergonzante y cómplice del PCE. Muchos sectores que no estaban de acuerdo con la OTAN, pero mucho menos con la URSS, se distanciaron y acabaron absteniéndose o votando sí.
Planteamos una orientación para unir al 90% que partía “de lo social a lo político, de la derecha a la izquierda”, así formar amplísimas organizaciones de barrio o pueblo que efectivamente unieran y representaran al 90%, frente a empezar por lo más radical e izquierdista, que facilitaba que los medios de comunicación presentara la lucha anti-OTAN como una lucha de los sectores marginales y anti-sistema.
E iniciamos una recogida de firmas, más de un millón, extendiendo la campaña por toda España.
El Referéndum se consiguió a pesar de que la dirección del movimiento anti OTAN la llevó el revisionismo, cuya línea pasaba por despreciar el Referéndum, concentrarlo todo en el OTAN NO, e impedir cualquier denuncia del socialimperialismo soviético.
En la CEOP no se aceptaron las consignas de Ni Yanquis Ni Rusos, de Neutralidad ni de Independencia Nacional. Sólo se pudo “colar” en la campaña contra la instalación de los misiles Cruise y Pershing que se dijera también contra los SS-20 de la URSS y argumentándolo desde posiciones antibelicistas y anti-armamentistas, no como una denuncia de la política belicista y agresiva de la URSS.
Sin embargo, la movilización fue tan amplia y la exigencia había calado tan hondo que el propio gobierno del PSOE no se atrevió a no realizarlo; ni a realizarlo en condiciones democráticas, iniciando una campaña de trampas y chantajes para asegurar el triunfo del sí:
Presentaron la entrada en la OTAN como parte del pago (y además clave) para entrar en la “democrática Europa del progreso”, incluso se argumentó que era garantía frente al “golpismo franquista”.
Sabiendo el enorme rechazo a la OTAN recalcaron el papel meramente consultivo del Referéndum e hicieron de él
la mayor estafa del siglo con
una pregunta tramposa: ¿Considera
conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica
en los términos acordados por el Gobierno de la Nación? Y los “términos” a los
que se comprometía el gobierno González
eran los siguientes:
1. No incorporación a la estructura militar integrada.
2. Prohibición de instalar,
almacenar o introducir armamento nuclear en territorio español.
3. Reducción progresiva de la presencia militar norteamericana en España.
Pero el gobierno no las tenía todas consigo. A sugerencia alemana y a través de la empresa fantasma Filesa canalizaron el cobro de facturas
falsas sobre trabajos nunca realizados a los principales monopolios españoles para costear la campaña del SÍ.
Disponiendo de fondos prácticamente ilimitados, esta fue la generosa aportación de la oligarquía financiera y algunos
monopolios europeos.
Aun así la victoria fue pírrica y, desde aquel año 86, los sectores más dinámicos, progresistas y revolucionarios del país (lo que llamamos en su día “el corazón sociológico del NO) le retiraron su apoyo electoral.
- Censo: 29.024.494 electores
- Votos contabilizados: 17.246.452 votantes (59,42 %)
- Votos a favor: 9.054.509 (52,5 %)
- Votos en contra: 6.872.421 (39,85 %)
- Votos en blanco: 1.127.673 (6,54 %)
- Votos nulos: 191.849 (1,11 %)
- La estafa se redondeó con la premeditación y alevosía del incumplimiento de las condiciones prometidas: ocho días después España era miembro de pleno derecho en el Grupo de Planes Nucleares y un mes después firmaba ya los comunicados del Comité de Planes de Defensa y del Consejo Atlántico.
8.- Una vez ganado el referéndum Felipe González se mostró como un gestor sin tapujos de los intereses de los grandes monopolios europeos y la oligarquía.
- Los Estados del Bienestar eran los modelos sociales levantados en Europa Occidental como muro de contención a la influencia de la propaganda soviética entre la clase obrera. Fueron posibles por la ingente acumulación capitalista basada, sobre todo, en la súper explotación del Tercer Mundo.
Caído el Muro dejan de tener este sentido. Desde comienzos de los años 90 asistimos a
una ofensiva monopolista para comenzar a recortarlos y desmontarlos, en función de sus intereses y de la correlación de fuerzas y organización
de la clase obrera en cada país.
Los gobiernos de González, como gestores directos de los intereses oligárquicos y monopolistas, llevarán adelante la adecuación económica y social de España a las exigencias de Bruselas. Al desmantelamiento industrial y la “venta de España” se acompaña la adecuación del “mercado laboral” y un amplio recorte de las prestaciones sociales. Otra vez, nadie mejor que un gobierno de “izquierdas” para aplicar la “receta” oligárquico-monopolista. Desde el gobierno se aplica con mano de hierro toda una batería de medidas para dividir, estratificar y enfrentar a las clases trabajadoras entre sí.
Los ataques del gobierno a las condiciones de vida y de trabajo son de tal envergadura que los dos sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, que hasta ahora habían jugado un papel de apagafuegos de un movimiento obrero combativo, tiene que convocar tres Huelgas Generales, en el 88, en el 92 y en el 94 para intentar parar las sucesivas reformas laborales de los gobiernos de González.
El 14 de diciembre de 1988 España entera se paralizó
contra el Plan de Empleo Juvenil. El 90% de la
población activa, más de 8 millones de trabajadores fueron a la huelga,
amplísimamente seguida por todos los sectores sociales.
La retirada del Plan de Empleo Juvenil por el éxito de
la Huelga General no hizo, sin embargo, cambiar la línea económica del gobierno. Felipe González sabía muy bien con quién estaba y donde quería
ir. Y enfrente no existía
ninguna alternativa política
organizada.
El apoyo activo a las Huelgas Generales, sin apenas
trabajo de preparación, y convocadas por unos
sindicatos que habían dejado en la estacada las múltiples y
radicalizadas luchas obreras contra la reconversión industrial (Sagunto, Ensidesa, Duró Felguera, Euskalduna,
Astilleros,...) es una muestra de la combatividad histórica de la clase obrera de nuestro país.
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