- La firma del tratado de adhesión a la Comunidad Económica Europea en junio de 1985 supone la aceptación de las exigencias de los monopolios europeos a cambio de posibilitar a la oligarquía española la entrada en los círculos financieros y monopolistas europeos, y con ello una posibilidad de expansión antes vedada.
- Por otro lado la concentración de capital se da en torno a cuatro sectores: banca, construcción, producción y distribución de energía y telecomunicaciones.
- En la base de la acumulación y concentración de capital está el aumento de la tasa de explotación a través de un ataque abierto a las condiciones de vida, trabajo y libertades.
A partir de 1986, ganada la batalla de la OTAN, los gobiernos González pasaron a actuar, sin tapujos, como los mejores gestores de los monopolios, aplicando todas las exigencias de Bruselas, con mano de hierro.
Durante estos años el proceso de desindustrialización y privatización emprendido por el gobierno González, llevó a que la promesa electoral de 800.000 puestos de trabajo se convirtiera en su contrario. España dobló la tasa media de desempleo europea, llegando en el 94 a cerca de 4 millones de parados, el 15% de la población activa.
Las condiciones de vida de las masas son atacadas sin tregua. Bajo la bandera de crear empleo, pero en realidad cumpliendo las exigencias de Bruselas, el gobierno González iniciará toda una serie de reformas laborales y de recortes sociales que supondrán un drástico empeoramiento de las condiciones de vida y trabajo para amplios sectores populares, a la vez que avanzan en su proyecto de fragmentación de la clase obrera dificultando su unidad y lucha.
- De 1983 a 1988 los salarios crecieron el 3,6% menos que el índice de precios para el consumo (IPC).
- La tasa de cobertura del paro había pasado del 51 al 26,1 %, sólo un parado de cada cuatro cobraba subsidio.
- El 80% de las pensiones estaban por debajo del salario mínimo. Las pensiones son rebajadas, el acceso a ellas se hace más dificultoso y por la ampliación del período contabilizado, de 5 a 15 años, las nuevas pensiones tendrán un descuento notable.
- Con el medicamentazo, se sacan fuera de la lista de la seguridad social cerca de 900 medicamentos. El estado se ahorra 100 millones de euros a costa del bolsillo de los enfermos.
- Introdujo los contratos temporales que cambió las relaciones laborales. La duración media de los contratos temporales era de 75 días, lo que no daba derecho ni a despido ni a prestaciones de desempleo. Un 25% de los contratos eran temporales. A lo que se unió la propuesta de plan de empleo juvenil que empeoraba la contratación. Esta fue la gota que colmó el vaso y provocó la Huelga General del 14-D en 1988.
- Introdujo el contrato de aprendizaje, el llamado “contrato basura”. Se crearon las ETT’s y con ellas los “contratos de disposición” y se abarataron los despidos, permitiéndose el despido del 10% de la plantilla sin tener que proceder a una regularización de empleo, sólo justificando una “situación negativa” de la empresa, el despido es legal con una indemnización de 10 días por año y un tope de 12 mensualidades. Era la legalización práctica del despido libre, que sólo 19 años antes el franquista Arias Navarro se había visto obligado a retirar por la presión del movimiento obrero. Esto desató la tercera huelga General en 1994.
Por su lado, las crisis ligadas a la reconversión
(1983-1986) y la recesión tras el 92 hacen desaparecer miles de Pymes con la consiguiente absorción de
su capital por el gran capital financiero y de ocupación de su mercado por los grandes grupos monopolistas.
- Durante esos años asistimos a un espejismo que hipnotiza a buena parte de la sociedad española. Ocultando bajo el brillo del desarrollo oligárquico el aumento de la dependencia económica, política y militar hacia los principales centros de poder mundiales.
Parecía que el acelerado proceso de acumulación y concentración de capital proporcionaba a la oligarquía un enorme potencial financiero propio. Y que una clase dominante más dinámica y competitiva había dejado atrás los acusados rasgos de raquitismo, especulación y parasitismo que la habían caracterizado desde su origen.
Bancos como el Santander pueden alcanzar los primeros
escalones europeos y mundiales por valor en bolsa. Y la oligarquía, necesitada permanentemente de importar capital
para su propio desarrollo, había pasado a ser,
por primera vez en su historia, un exportador neto de capital, primero
en Iberoamérica, después
en Europa.
Pero la realidad es exactamente la contraria. El grado
de dependencia de la oligarquía respecto al gran capital extranjero, norteamericano y franco-alemán, se dispara. Será el
momento donde grandes fondos extranjeros entran
en el capital de grandes bancos y monopolios españoles, hasta alcanzar una
posición de privilegio. Para su expansión
internacional, cada sector oligárquico necesita fortalecer su vinculación con
los centros imperialistas, el Santander
con el capital anglo-norteamericano, el BBVA con el proyecto
franco-alemán. Esto, junto a el apoyo a todos los planes políticos y militares del imperialismo, es lo que permite que EEUU de el plácet para que la oligarquía se expanda en Hispanoamérica, o Berlín y París para que más tarde haga lo propio
en Europa.
Frente a considerar que, ahora sí, España había pasado
a ser una potencia imperialista, en realidad
agudizamos nuestra condición de país dominado y eslabón débil de la
cadena imperialista. Frente a considerar que
la oligarquía había pasado a “hablar de tú a tú” a las principales burguesías
monopolistas, compitiendo con ellas,
pierde todavía más autonomía económica y fuerza político militar a cambio de
poder disfrutar de mayores beneficios.
(CONTINUARÁ)
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