Continuación del artículo: "Cinco razones frente a cinco mentiras (I)".
2.- No es cierto que sea
imprescindible recortar las pensiones actuales para garantizar las jubilaciones
del futuro.
El objetivo oculto del recorte de las pensiones públicas es ampliar el negocio y los beneficios de los fondos de pensiones privados, una de las principales fuentes de acumulación de capital y uno de los más lucrativos negocios del gran capital financiero internacional, especialmente del norteamericano.
Desde 2010, el gran capital norteamericano ha exacerbado la necesidad de apropiarse de una mayor porción de las pensiones mundiales, ya no sólo en países del Tercer Mundo sino también en Europa, atacando los sistemas públicos.
En España, la salud de las pensiones públicas impide a los grandes capitales extranjeros y oligárquicos explotar el negocio de las pensiones privadas. Ampliarlo exige degradar el sistema público de pensiones.
La Fundación Edad & Vida -integrada por las principales aseguradoras, como Mapfre, VidaCaixa o Allianz- afirma sin ningún rubor que “parece razonable pensar que la principal forma de incentivar el ahorro voluntario es que las pensiones públicas sean poco generosas”.
Por eso todas las “recomendaciones” del FMI, la OCDE o la Comisión Europea siempre coinciden en dos puntos: recortar las pensiones púbicas e “incentivar el ahorro privado” -los fondos de pensiones privados-. Y una cosa exige la otra: necesitan empobrecernos, rebajar las pensiones públicas por debajo del mínimo de subsistencia, para imponernos por la fuerza sus fondos privados.
Los fondos de pensiones privados son una de las principales fuentes de acumulación y concentración de capital del planeta. Se basan en expropiar una parte de la riqueza que teóricamente corresponde al salario, para convertirla en capital de su propiedad.
Según el Thinking Ahead Institute, los activos bajo control de fondos de pensiones privados en el
mundo ascienden a 52,5
billones de dólares, 38 veces el PIB español, casi el triple que el
PIB total de la UE.
Solo siete grandes
potencias -EEUU, Reino Unido, Japón, Suiza, Países Bajos, Canadá y Australia- concentran el 92% del total. Y EEUU acapara
el 43,7% con 20,8
billones.
Y su negocio está en
expansión, gracias al desmantelamiento total o parcial de los sistemas públicos
de pensiones. En 2011 suponía 28,3
billones. En una década casi se ha
duplicado.
Es un mercado ultra monopolizado. Sólo los 300
mayores fondos de pensiones gestionan activos por valor de 21,7 billones, el 41,3% del total mundial. Un híper-selecto grupo
encabezado por 134 grandes fondos norteamericanos.
Los fondos de pensiones suponen el 30,6% de todos los activos financieros de EEUU, y un 48,7% de los británicos. Son uno de los pilares del poder global del gran capital anglo-norteamericano. Y su peso es mayor en los grandes gigantes: en los 100 mayores fondos del mundo, el 61% de sus activos provienen de fondos de pensiones.
Entre los principales fondos de pensiones del mundo hay fondos públicos bajo control del gran capital financiero privado. Como el Federal Retirement Thirft, el fondo de pensiones de los trabajadores federales norteamericanos, uno de los mayores del mundo, con 5 millones de inscritos.
Los
propietarios de estos fondos de pensiones invierten el dinero que los trabajadores
aportan. El 43% en renta variable
-acciones-; el 29% en renta fija -deuda pública-, y el 26% en “activos
alternativos”. Se estima que los fondos
de pensiones controlan el 36% de
todas las acciones mundiales.
Sus
beneficios son gigantescos. Solo el Fondo de Inversión de Pensiones de Japón
obtuvo en 2020 ganancias por valor
de 339.000 millones de dólares. Pero sólo
una pequeña parte va a pagar las pensiones, la mayoría se convierte en beneficios para los bancos y fondos que los
controlan.
Los tres
mayores fondos norteamericanos -Blackrock, Vanguard y State Street- controlan
activos por valor de 16 billones de
dólares, y son propietarios del 20% del Dow Jones, la bolsa norteamericana. Tienen su
principal fuente de ingresos en el control de las pensiones privadas. Y
son la principal fuente de presión para que se privaticen los sistemas
públicos.
Blackrock es hoy el “gran patrón” del Ibex-35. Es accionista significativo en 19 de las empresas del Ibex- 35. Y primer accionista de Santander, BBVA y Sabadell. A nivel global controla activos por valor de casi 10 billones de dólares.
Es un monstruo
financiero que se alimenta de nuestras pensiones. Dos de cada tres euros de
inversión e ingresos de Blackrock están relacionados con las pensiones.
La base de su poder
está en el control de 134 grandes fondos de pensiones en EEUU. Por ejemplo el
de todos los empleados públicos del estado
de California. Pero su campo
de acción son las pensiones de todo el planeta.
Primero disparó su presencia en los sistemas de pensiones hispanoamericanos privatizados, como Chile, Colombia o Perú. Para, sobre todo a partir de 2015, dirigir su mirada hacia Europa, el mercado que los grandes fondos norteamericanos quiere acaparar. Se ha hecho con el control de los fondos de pensiones de las principales compañías aéreas británicas, y “asesoró” al presidente francés en una reforma que recorta las pensiones públicas. Ya maniobra para entrar en el mercado de las pensiones en España, aliándose con La Caixa, principal propietario de fondos de pensiones privados.
¿Qué sucede en España?. Este gráfico lo explica todo.
En España la
fortaleza del sistema público de pensiones ha “taponado” el avance de los
fondos de pensiones privados; pese a
que las pensiones públicas sean bajas, en comparación con el salario, son
superiores a la media europea, y su
gestión es exclusivamente pública. Este,
que es uno de sus principales nichos de negocios globales, está “infrautilizado”
en España, con una media de activos en relación al PIB seis veces por
debajo de la media de la OCDE, o
veinte veces menor que en Holanda.
El PIB holandés es un
30% menor que el de España. Sin embargo, el patrimonio de los fondos de
pensiones privados es de 2 billones de dólares,
mientras que en España solo supone 144.000 millones.
“Resolver esta anomalía” es el objetivo del gran capital financiero. Las pensiones púbicas deben desplomarse, y el sistema público de reparto degradarse, para que su negocio de las pensiones privadas avance.
- Hoy no es socialmente aceptable una privatización total de las pensiones, como la que se impuso en Chile en 1980 gracias a la dictadura fascista de Pinochet. No existe en ningún país de Europa. Lo que se pretende imponer son “sistemas mixtos”, donde se quiebre el sistema de reparto para imponer uno de capitalización, la pensión pública quede recortada hasta un nivel asistencial, y se nos imponga la obligación de contratar fondos de pensiones privados.
Estas son las
características de los modelos europeos de pensiones que se dice que hemos de
imitar: el sueco, el holandés y el británico. ¿Qué
supondría aplicarlos en España?.
*En Suecia el sistema de reparto -el que había permitido
construir el “Estado del bienestar”- se cambió por uno de capitalización, basado en las llamadas “cuentas nocionales”. Las cotizaciones de cada trabajador van a una “cuenta individual”, y su pensión estará en función de lo
que ha aportado. Es obligatorio que una parte de las cotizaciones se
invierta en planes privados.
El resultado es que la pensión total de un jubilado sueco -tanto la pública como la privada- supone el 55,8% del último salario. Es decir, se rebaja a la mitad la calidad de vida de los jubilados. Pero la pensión pública solo supone el 36,6% del último salario. En España es del 78,7%. Si aplicáramos aquí el alabado modelo sueco, presentado como ejemplo de “sostenibilidad”, la cuantía de las pensiones públicas se recortaría un 42,1%. Quien cobre 900 euros de pensión pasaría a cobrar poco más de 600.
*En Holanda los grandes fondos privados controlan el 70% de todo el mercado de pensiones holandés. ¿A qué precio? Se ha convertido las pensiones públicas en un subsidio asistencial que solo se plantea “prevenir la pobreza”. La cuantía de la pensión pública está por debajo del salario mínimo, entre un 50% y un 70% de este. En España estaríamos hablando de pensiones públicas de entre 482 y 675 euros.
Estas pensiones de
miseria obligan en Holanda a contratar planes privados para tener un mínimo de subsistencia en la vejez. Además, la ley
obliga a cada trabajador a tener un plan de pensiones de empresa, el 90% de los
trabajadores lo tienen.
*El sistema británico es alabado por el Instituto BBVA de Pensiones, que lo defiende como modelo para España, afirmando que “cuenta con un sistema de ayudas sociales enfocado a cubrir prestaciones sociales muy básicas”, y “se trata de un modelo más asistencial del que conocemos en España”.
La pensión pública en Reino Unido supone el 22% del último salario, y el 24,4% del salario medio. De media su cuantía es de 550 euros. Y para poder cobrarla íntegra es necesario haber cotizado 35 años.
Este draconiano sistema que planifica pensiones públicas de extrema pobreza explica por qué en Reino Unido los activos de los fondos de pensiones privados se han disparado hasta suponer el 123,3% del PIB. A eso contribuyó la reforma de 2012, que enrola automáticamente a todos los trabajadores en un plan de pensiones de empresa, sin contar con su aprobación.
(CONTINUARÁ)
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