TESIS 1: De 1977 a 1981 se abre una encrucijada decisiva. Están en disputa dos caminos posibles: o España se dota de una voz propia y autónoma en el mundo, apoyándose en sus enormes potencialidades globales o se perpetúa nuestra condición de peón norteamericano, multiplicando el grado de subordinación y dependencia.
1.- Respecto a la posición que España debe ocupar en el mundo va a desatarse una aguda lucha de clases que decidió el desarrollo de la transición, y determinó el rumbo del país por largas décadas.
De 1977 a 1981 existieron condiciones para una “ruptura” con el ca mino de subordinación hacia EEUU impuesto desde 1953, avanzando hacia un mayor grado de autonomía respecto a Washington.
La posibilidad de esa ruptura entre 1977 y 1981 está convenientemente oculta. Pero en esos años se enfrentaron dos caminos:
- O bien se dirigía la proyección exterior de España de acuerdo a nuestros propios intereses nacionales, y no al servicio de las necesidades de la superpotencia. Explotando las potencialidades globales que España posee, fundamentalmente ancladas a su dimensión iberoamericana y mediterránea y a su indudable valor geoestratégico. Convirtiéndonos en un actor regional y global importante porque tiene una voz propia y no es un mero apéndice de centros de poder internacionales.
- O bien se renunciaba por completo a cualquier protagonismo exterior y a tener proyecto y voz propia en el tablero global. Aceptando un reforzamiento de nuestros vínculos con el sistema de alianzas políticas y militares de las burguesías monopolistas occidentales encabezadas por EEUU, que suponía un grado mayor de subordinación y de intervención exterior . Esperando recibir a cambio la aceptación de la oligarquía en el “club de las grandes burguesías europeas”, la UE, entonces Comunidad Económica Europea.
Estos dos
caminos no solo eran perfectamente posibles, sino que estuvieron presentes y en
lucha durante toda la transición. Y la imposición del segundo fue uno de los
pilares más firmes y más ocultos del llamado “régimen del 78”, que sigue hoy
vigente.
2.- Entre 1977 y 1981 existen condiciones para que España redefina su papel en la escena mundial, ganando autonomía y protagonismo global.
La visión dominante nos plantea que la integración en la OTAN o la entrada en la UE fueron consecuencia inevitable de la transición. Afirman que la consolidación de la democracia en España exigía “ una mayor integración en la Europa democrática y el sistema de seguridad y defensa occidental”. Incluso Pablo Iglesias defiende que “ la OTAN representó una oportunidad de modernización de un ejército franquista que procedía de la dictadura”.
La realidad es que en la transición, hasta 1981, una combinación excepcional de condiciones internacionales y nacionales permiten un enorme grado de fluidez y autonomía, que ofrecían enormes posibilidades para repensar el papel de España en el mundo:
- -La agudización de la crisis imperial norteamericana, y la llegada de Carter a la presidencia de EEUU con una línea de distensión con la otra superpotencia y defensa de los derechos humanos permitía, hasta cierto punto, no sólo un mayor margen de maniobra interno, sino también de audacia y ambición en lo externo.
- -La liquidación del fascismo, que había mantenido a España en una posición marginal, relativamente aislada y de escaso prestigio y relevancia en el sistema internacional obligaba a repensar y definir el nuevo papel España en el mundo. Lo que permite plantear opciones en el tablero global antes impensables.
- -La influencia de un enorme movimiento de lucha popular, con un fuerte componente antinorteamericano, y de una sociedad donde está muy arraigado el “neutralismo”, empujan hacia otro tipo de política exterior.
España tiene además importantes cartas que jugar en el tablero internacional, somos uno de los países con mayores potencialidades globales, basadas en:
- Las estrechas relaciones con una comunidad hispana, compuesta por cientos de millones, que sigue considerando a España como la “madre patria”. Nuestro país puede redimensionar su peso internacional como miembro de una plataforma hispánica que se convierta en un protagonista global.
- Los privilegiados lazos históricos y de amistad de España con el mundo árabe.
- Nuestra posición estratégica, con una proyección mediterránea y la posibilidad de ser nexo de unión con Hispanoamérica y los países árabes.
Estas potencialidades globales de España están relacionadas con la posibilidad de una especial relación con importantes nódulos del Tercer Mundo, y no con la cercanía a los centros de poder imperialistas.
En la transición podía haberse aprovechado estas condiciones para conquistar una posición internacional de España diferente a la que acabó imponiéndose.
En el plano interno, la lucha popular obligó a ampliar el marco de derechos y libertades mucho más allá de lo contemplado en el guion original del cambio de régimen. Frente a la idea de que “la democracia española tiene estándares de calidad por debajo de la media europea”, nuestra Constitución es en muchos aspectos más avanzada que la alemana. Bajo el concepto de la “democracia militante”, la carta magna germana prohíbe la existencia de “grupos hostiles a la constitución”, y permite restringir derechos básicos de ciudadanos que “luchen contra el orden constitucional”. En Alemania no es posible estar activamente en contra de la Constitución, por parte de un grupo independentista o un partido comunista revolucionario.
De la misma manera, la transición permitía “audacia en lo externo”, abría opciones en cuanto a nuestra posición en el mundo, perfectamente posibles y que no tenían que pasar únicamente por un encuadramiento más rígido en el área de dominio norteamericana.
3.- La
resolución de esta encrucijada, que se cierra abruptamente con la dimisión de
Suárez, el 23-F y nuestra forzada integración en la OTAN, determina hasta hoy
la situación nacional.
-La intervención norteamericana, y el acatamiento p or parte de la oligarquía española de los mandatos de la superpotencia, va a cerrar por la fuerza esta encrucijada: se impone contra la voluntad de la mayoría nuestra integración en la OTAN y un acatamiento, sin apenas margen de maniobra, de los planes estadounidenses.
-Es completamente desconocido para buena parte de la población que España puede tener una voz propia en el mundo. Imponiéndonos la falsa idea de que nuestro único destino es aceptar un rígido encuadramiento bajo el dominio norteamericano en el plano militar, político y económico. Y en Europa una subordinación absoluta al “virrey norteamericano”, Alemania.
-Las importantes cartas globales de España -pertenencia al mundo
hispano, conexión con el mundo árabe, posición geoestratégica clave- no han
“caducado”, están plenamente vigentes, y hoy también pueden utilizarse, si hay
voluntad política, al servicio de un proyecto autónomo de los grandes centros
imperialistas, especialmente de EEUU.
(CONTINUARÁ).
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